Segunda entrega de una serie en la cual la ficción política (lo que pudo ser o hacer Lasso) se codea con la realidad (lo que no hará Lasso porque él cree que como están él y su gobierno, están bien).
Es imposible que el presidente no sepa que la gestión ocupa un lugar central en las críticas contra su gobierno. Por carencia. O por deficiencia. Hay baja ejecución presupuestaria e incapacidad de aportar soluciones a problemas cuyo diagnóstico se reitera. Ejemplos: el desabastecimiento de medicamentos en los hospitales, las cédulas y los pasaportes.
¿De quién depende la gestión? De los ministros y altos funcionarios. ¿Quién es su jefe? El Secretario de la Administración. ¿Quién es? Iván Correa. Un amigo personal del presidente. Una persona con quien ha trabajado en su banco. Pregunta: ¿tiene experiencia Iván Correa en el manejo de la administración gubernamental? ¿Maneja algún programa de formulación, desarrollo, seguimiento y evaluación de gestión pública? No que se sepa.
Entonces, ¿cuáles son los parámetros de cumplimiento que comparten los colaboradores del presidente? ¿Quién los fija, dónde están publicados y qué tareas y plazos tienen? ¿Quién les hace seguimiento? En definitiva, ¿cómo se mide la eficiencia del equipo del Ejecutivo? Eficiencia plasmada en resultados de política pública, por supuesto, y no en capacidades de ilusionismo para caerle bien al presidente.
No, no se ve una gestión fluida y contemporánea por parte de Iván Correa. No hay, que se sepa, gabinetes, sectoriales o ampliados, en los cuales se toman decisiones y se dan conocer a la opinión. No hay, que se sepa, reuniones con los ministros de cada área para auditar su trabajo. ¿Y en qué país el Presidente y su Secretario de la Administración no se sientan, por ejemplo, con el ministro de obras públicas para que, mapa sobre la mesa, muestre cómo avanza su trabajo?
Por casualidad, ¿alguien anota los compromisos que el presidente contrae en sus viajes por el país? ¿Alguien les hace seguimiento? La respuesta es no. De lo contrario, no se vería tanto reclamo en redes a propósito de su palabra empeñada y no cumplida.
En cualquier gobierno, el déficit en gestión acarrearía un cambio de Secretario de la Administración. Eso que es lógico, aquí no. En la realidad, el presidente Lasso seguirá con Iván Correa. Apoyándose en él porque el presidente carece de esa dimensión política que lo incitaría a apostar por una renovación. En el fondo, Lasso no concibe otra forma de gestión que aquella que le ofrece, en el estilo que se acostumbró en el banco, su amigo Correa. Y, además, cree que como están las cosas, están bien.
Él no es solo su administrador. Es su filtro. El hombre que lo conoce. Que sabe qué cómo toma decisiones, cómo le gustan las reuniones, cómo maneja las contradicciones… En definitiva, qué hace y qué no hace en sus horas de trabajo. En ese sentido, Lasso es un conservador absoluto que trasladó su estilo de trabajo del banco a la Presidencia. Y también llevó a sus colaboradores. Eso tiene ventajas (los conoce, confía en ellos) y sus perjuicios. El principal: el presidente está en la imposibilidad absoluta de efectuar una auditoría objetiva sobre las cualidades y defectos de sus más cercanos colaboradores; especialmente aquellos con los que ha trabajado en Guayaquil durante años. Y en particular, Iván Correa.
Él es, incuestionablemente, el funcionario con mayor poder después del presidente. Y lo que le falta de empatía le sobra de impenetrabilidad. Eso definitivamente pesa y agrava el perfil de un gobierno que, a pesar de los esfuerzos de Lasso (y su esposa que siempre lo acompaña), se siente distante y frío.
No obstante, volviendo a la realidad, en Carondelet están convencidos de hacer una excelente gestión. El presidente anunció cifras encomiables, a su parecer, en la entrevista con Rafael Cuesta. Y volverá sin duda a hacerlo en una entrevista este miércoles con Carlos Vera.
Con otro equipo, quizá, Lasso sería impelido a cambiar. Pero eso, ya se dijo, es pura ficción. En su entorno más cercano no se habla de mala gestión. Y esa es la realidad. (JOSE HERNANDEZ – 4 PELAGATOS)
Foto: Presidencia de la República.
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