En Colombia el petrismo amaneció feliz: atribuyó al gobierno de su amado líder, Gustavo Petro, la gestión para que el Reino Unido anunciara hoy que no exigirá visa a los colombianos para entrar a su país. «La decisión de eliminar visado para Reino Unido es una herida mortal a las tesis de la derecha sobre una Colombia aislada en caso de que ganara progresismo. Ya se dan cuenta de los 4 años perdidos en política exterior de Duque», trinaba feliz un apergaminado académico bogotano partidario de Petro.
En Ecuador el correísmo también iniciaba el día con felicidad pero por la razón inversa: la noticia era el motivo perfecto para achacar al gobierno de Guillermo Lasso no haber hecho las mismas gestiones que su coideario Petro para tener el visto bueno de los ingleses. «¿Y Ecuador?», comentó en Twitter cargado de ironía un radiodifusor del correísmo, mientras que otro de la misma tendencia también lanzaba su puya: «eliminan visa para el ingreso de colombianos y peruanos al Reino Unido. ¿Nosotros? Felices porque el embajador come encebollado. Nos compran aun con espejos de colores», dijo estimulado por la noticia.
Pero el entusiasmo de petristas y correístas duró poco. No pasó mucho tiempo para que aparezcan usuarios en redes sociales para recordar que la eliminación de la visa no tenía relación con las supuestas gestiones del gobierno de Petro, que apenas lleva dos meses, sino con los trámites para un Tratado de Libre Comercio que Colombia comenzó en 2014. Además, la noticia no era para los colombianos sino también para los peruanos por, exactamente, la misma razón.
Uno de los primeros en llevarse un chasco fue el propio Petro. En su cuenta de Twitter, sin mencionar el contexto, anunció la decisión británica y agradeció a sus autoridades. Eso desató entre sus entusiastas partidarios la celebración de algo que atribuyeron a su gestión. A los pocos minutos, empezaron a aparecer usuarios que recordaron que la decisión de los ingleses es la consecuencia del trámite que inició el ex presidente Juan Manuel Santos y que su sucesor, Iván Duque, impulsó vigorosamente. El papelón del presidente colombiano fue peor cuando le enrostraron un tuit suyo del 17 de noviembre de 2020 en el que condenaba y exponía, como si se tratara de criminales, a los congresistas que habían aprobado el TLC con el Reino Unido. Iván Duque se dio modos para cobrárselo: escribió un mensaje asegurando que la eliminación de la visa fue un trabajo conjunto con los ingleses que duró muchos meses. «En nuestro gobierno logramos el TLC post-Brexit y avanzamos hacia este paso histórico. Gracias @BorisJohnson y @trussliz».
Algo parecido pasó a los correístas que criticaron al gobierno de Lasso no haber conseguido lo mismo que los colombianos. En poco tiempo, sus críticas se neutralizaron con mensajes que recogían la verdadera historia: si los ecuatorianos requieren visa para ingresar al Reino Unido es porque Rafael Correa decidió abandonar las conversaciones para un TLC con la Unión Europea junto a Colombia y Perú y no quiso unirse a esos países para tramitarlo con el Reino Unido, luego del Brexit. No solo eso: hubo una ola de mensajes en los que se recordaba que el gobierno de Correa había acogido a Julian Assange en la Embajada londinense, por haberse negado a cumplir una condena de la Justicia inglesa. «Los que aplaudían a Patiño y Correa por dar asilo a Assange son los mismos que dicen que gracias a Lasso no nos permiten entrar a UK. Lo peor es que no es por idiotas, es por mala fe», trinaba un usuario.
El tema de la visa resultó ser particularmente sensible para la conversación en redes. A tal punto que durante la mañana las tendencias en Twitter estaban así: las tres primeras eran Assange, Reino Unido y Colombia y un poco más abajo, disputándose el sexto y séptimo lugar, las palabras Y Ecuador, que estaban asociadas al tema. Parecía que en la mañana no hubiera habido nada más sensible ni importante para las redes que la noticia sobre el fin del requisito de visa al Reino Unido para colombianos y peruanos. Incluso el canciller ecuatoriano puso un tuit diciendo que, precisamente hoy, se había reunido para tratar temas de comercio y visado con el secretario de Estado del Ministerio de RREE de Reino Unido, Jesse Norman.
El chasco de petristas y correístas puso en escena la forma en que sociedades como la ecuatoriana asumen ciertos hechos sin contexto ni memoria. Que el Reino Unido haya retirado el requisito de la visa no es asumido como consecuencia de un proceso que llegó a ser política de Estado en Colombia y Perú. Si los ecuatorianos no pueden sentirse ciudadanos de una categoría similar a la de sus vecinos se debe a que hace casi nueve años, cuando los presidentes de Colombia y Perú abrían sus economías y sus sociedades, aquí Correa rechazaba lo que llamaba aperturismo bobo. Hoy a muchos ecuatorianos les tocó aprender que los procesos y las políticas de Estado traen efectos positivos. Y los correístas tuvieron que tragarse las consecuencias de su demagogia patriotera. (MARTIN PALLARES – 4 PELAGATOS)
Foto: Creativecommons
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