Todo operativo político conlleva el riesgo de no conseguir los objetivos para los que fue planificado: la demostración fue la comparecencia de Ronny Aleaga, hoy ante la comisión creada por sus aliados políticos, que lleva el proposopéyico nombre de «Comisión Especializada Ocasional por la Verdad, Justicia y la Lucha Contra la Corrupción en el caso El Gran Padrino».
La idea era que Aleaga sea el primero en comparecer para que, entre otras cosas, lave su cara y la de los correístas antes de las elecciones. Que hable pestes del gobierno, que diga que si él fue también debería comparecer el presidente Guillermo Lasso y se desvincule del audio del escándalo sin arruinar las menciones que se hacen ahí de los funcionarios del Gobierno y, sobre todo, del cuñado del Presidente, Danilo Carrera.
Pero Aleaga lo hizo mal. Si bien estuvo juicioso y completó casi todo el deber, en un momento borró con el codo lo que había hecho con la mano y dijo que el audio en que Leonardo Cortázar lo menciona como su operador no es prueba para procesarlo. O sea, si no vale para para procesarlo a él, tampoco servirá para procesar a otros. “Soy ingeniero y conozco de leyes: por un audio no se puede procesar a nadie”, soltó solemne Aleaga echando al piso la intención del correísmo y de los socialcristianos de ahorcar al Gobierno con el audio que sacó La Posta.
En realidad, no había ningún motivo para que el asambleísta Latin King fuera el primero en comparecer. Su llamado para hoy no había sido aprobada por la Comisión ni constaba en el cronograma de trabajo. Pero en virtud de las atribuciones que tiene la presidenta, la feroz correísta Viviana Veloz, del acolite del socialcristianismo y las disidencias de Pachakutik, el viernes se decidió que él sea el primero en aparecer. Para los amigos de Aleaga, se trataba de la mejor estrategia posible para librar a la comisión del peso de tener que investigar a uno de los suyos, porque si no lo hacía con qué cara investigará a los otros.
Aleaga también estropeó el operativo al negar cualquier credibilidad de Leonardo Cortázar, a quien se le escucha decir en el audio que él es su operador. Cortázar (siempre pronuncia Cortazar, así sin tilde y con el acento en la última sílaba) es, según dijo, un fanfarrón, un mentiroso y un pedante. Lo que dijo en el audio se debe a una “presuntería”; seguramente quiso señalar que Cortázar es un presuntuoso que anda por ahí diciendo mentiras y presumiendo de cosas.
El problema con eso es que Aleaga mató a la estrella del escándalo. Si Cortázar es un presuntuoso y un fanfarrón que dice mentiras, entonces ¿qué credibilidad pueden tener los audios donde se involucra al cuñado del Presidente, Danilo Carrera?
No solo con esos temas Aleaga malogró el operativo: cuándo el asambleísta independiente Diego Esparza le hizo notar que si el audio no sirve para procesarlo a él, entonces tampoco debe servir para llegar hasta Danilo Carrera o Guillermo Lasso, Aleaga se enredó. “No vamos a comparar peras con manzanas. En el caso de Lasso hay más audios en los que hablan sobre él. Acá solo hay seis segundos sin pruebas”. Es decir, Aleaga volvió a insistir en el argumento de que los audios únicamente sirven para probar que Carrera y Lasso están involucrados con las mafias; él no.
La comparecencia fue un espacio cómodo para Aleaga. Estuvo sereno y habló con aplomo, pues sabía que estaba jugando de local. Así, a sus anchas, se victimizó de linchamiento mediático y aseguró que únicamente por eso los EEUU le retiraron la visa. Incluso la presidenta, Viviana Veloz, ordenó que las preguntas se presenten en paquete: así se salvó de ser presionado con repreguntas precisas.
Todo estaba preparado para que el correísta se luciera y hablara pestes del gobierno y de Fernando Villavicencio, quien publicó su foto en la piscina de los tetones. Llevó videos de asaltos y actos de sicariato que no tenían nada que ver con la convocatoria para hablar de la inseguridad en el Ecuador de la que, según dijo, hay que responsabilizar al gobierno de Lasso. Aleaga tuvo durante la jornada a dos coristas; sus compañeros de bancada, Jorge Jurado y Ferdinand Álvarez. Ambos se dedicaron a repetir que mientras el legislador Aleaga da la cara y explica sus actuaciones ante la Asamblea, el Presidente no quiere hacerlo.
Lo de hoy fue un operativo de purificación para salvar a Aleaga y la investigación. Lo que más trascendió de todo fue, sin duda, que los audios no prueban nada. (MARTIN PALLARES – 4 PELAGATOS)
Foto: Asamblea Nacional
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