ATADOS DE MANOS?

No. Tenemos en nuestro poder la capacidad de consignar el voto y que a pesar de nuestra aparente indiferencia, decide el rumbo del País, hacia un destino que ofrezca alguna certeza. Otra cosa es que el engaño masivo, la truculencia y el fraude, conspiren en contra de nuestra voluntad. No somos lasistas, ni nada que se parezca; somos anti-correístas, demócratas, liberales y republicanos!

Solamente tenemos que saber separar lo que sirva a los objetivos de progreso y buen manejo, de la enorme cantidad de basura y pobreza intelectual que nos ahoga y persiste en atraer a los débiles mentales que sin ser una mayoría, son una lacerante realidad social real. Indígenas y marginales no pueden decidir nuestro futuro.

La capacidad de decisión fue claramente demostrada en las urnas el año 2021, cuando logramos evitar que Andrés Arauz logre obtener, con votos truculentos, la Presidencia de la República.

Su única oferta de campaña, la entrega de MIL DÓLARES A UN MILLÓN DE ECUATORIANOS en la pobreza y a sus partidarios caló en aquellos que votaron por él, como era de esperarse, pero además consiguió arrastrar los votos de la lista de UNES a la Asamblea Nacional.

Quién era Andrés Arauz, ese personaje en la sombra del gobierno de Correa, un comodín ambulante, funcionario bajo del Banco Central, que era nombrado en comisión de servicios para pasar a ubicaciones en que el Presidente necesitaba allanar las dificultades para cometer fechorías y desfalcos. Ni más ni menos. Como candidato, ni sus presencia física ni lo que podía entenderse por carisma, tenían alguna relevancia, menos lo que pretendió posicionar como lemas de su campaña política. Un improvisado para el alto cargo, títere sin categoría ni mérito.

Si Arauz lograba obtener mayor votación que Guillermo Lasso, la suerte del país habría quedado marcada. Significaba el incremento de mil millones más al deterioro de la reserva del Banco Central, la consolidación de la impunidad y la burla a los procesos seguidos contra Correa y sus secuaces y una plataforma construida para el retorno del mayor apátrida que Ecuador pudo haber engendrado en todos los tiempos.

Todos debemos saber que el regreso de Rafael Correa por sí mismo o por interpuestas personas, sería el fin de las calidades que apreciamos en nuestra vida democrática y republicana: libertad de expresión, libre mercado, iniciativa privada, dolarización, democracia, honestidad!

Quienes respaldan al correísmo y su retorno conocen claramente la capacidad de su líder para engatusar débiles mentales, gente inculta y necesitada de milagros y demagogia populista. Son ecuatorianos que saben a ciencia cierta, que con él en el gobierno, tendrán carta libre para pequeños y grandes latrocinios que serán repartidos a cada uno, para que no hable o para que sea él quien cometa la fechoría contra el Estado y entregue un buen pedazo de lo obtenido a “su presidente”.

Su gobierno de diez años fue reflejo de su megalomanía, desacierto económico, despilfarro, desconocimiento de la Economía, latrocinio, apropiación de poderes, atraco público.

Pero en los planes de Correa ya no está el atraco a un fisco al que dejó en soletas. NO! Va a invertir casi todo el dinero que atracó ($15.000 millones), en la creación de una sensación de prosperidad, una “prohperidad” anunciada permanentemente por su candidato Nebot, su nuevo títere para el 2025 y hacerse de $70.000 millones de inversión privada.

Al parecer su plan es profundizar y convertir en realidad aquello que aprobara como Plan Nacional en la Asamblea y que es la ruta hacia la Economía de Estado, donde será él, quien decida el destino de propiedades, empresas y capitales que ahora están en poder del manos privadas. Ese baboso (René Ramírez) proponía que en el momento de quiebre del sistema, todos pasarían a entregar mansamente sus bienes, para conformar la “Propiedad Republicana”, que sería administrada como paradigma de la “Justicia Social”, ausente en la etapa previa.

Una expoliación por decreto, para que Correa se instale como el “Rey de la Megalomanía Latinoamericana”…

En el 2017, Moreno ganó con fraude, pero 2021, pocos esperaron la reacción masiva del electorado, porque sabían que cualquier cosa era mejor que un títere de Correa se instale en el poder y el 52% de mentes preclaras, consignó 4´656.436 votos a favor del candidato Lasso.

Nadie, ni en su peor obnubilación podría afirmar que la Presidencia de Guillermo Lasso no haya sido acertada en sus decisiones. Llegó para administrar un país en quiebra y sin recursos para nueva obra, ni para resolver los problemas en crisis y desorganización heredadas. En contraste con la situación, todo eel mundo pide recursos que no existen!

Tenía que reordenar las finanzas convertidas por Correa y Moreno en un caos; tenía que encontrar la manera de no caer en “Defafult” de la deuda pública; tenía que administrar sin el recurso de venta petrolera embargada por China; tenía que corregir el latrocinio de los insumos médicos tomados por mafias; el exceso de burocracia; la carencia estructural de recursos provenientes de impuestos. Tenía que devolver fondos usurpados a la seguridad social. Debía mejorar la venta de productos exportados.

Todo provocado por dos pésimos gobiernos previos, que llevaron al País a una debacle real.

Pero en su empeño, tuvo que enfrentar la instigación permanente de Correa, sus secuaces de Puebla y su aliado, el destructor indígena, al que no reprime por el fundado temor de violar derechos humanos, prefiriendo ceder ante demandas sin sentido y reivindicaciones para taras intemporales, imposibles de resolver en una mesa de trabajo.

Bien vistas las cosas, Guillermo Lasso ha sido la salvación contra el correísmo. Lo combaten y critican, porque al final, recelan que sin propaganda ni aspavientos tal vez logre sacar al país del pantano de la corrupción y el desgobierno.

Nada, nadie, ningún nuevo gobierno puede compararse con la podredumbre de diez años, que logró llevar al Ecuador hacia la permanente iliquidez, deterioro moral, pérdida de valores, decadencia total, como la secuela para veinte años que dejó ese engendro del demonio. Guillermo Lasso es un mártir y santo a la vez, en comparación!

Por: ESTUARDO MELO MORENO

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