Petro e Iza, los oportunistas de la gasolina

El 13 de octubre de 2019, cuando el Ecuador estaba en medio de una violenta ola de protestas lideradas por quienes exigían que se restituya el subsidio estatal a la gasolina, Gustavo Petro dijo en un mensaje de Twitter que esa medida, tomada por el entonces presidente Lenin Moreno, era una exigencia neoliberal del FMI para que se infle el precio de la gasolina y así poder pagar los créditos adquiridos con ese organismo. Equiparando lo que sucedía en Ecuador con Colombia, Petro decía que el presupuesto del Estado colombiano se financiaba «vía precios de la gasolina inflado (sic)». Es decir, sostenía que el precio de la gasolina estaba inflado para subsidiar el presupuesto.

No pasó mucho tiempo para que Petro cambie diametralmente de criterio. El 11 de septiembre de 2022, Petro escribió:  «¿Vale la pena subsidiar la gasolina por 40 billones (de pesos) cuando la tasa de mortalidad infantil por desnutrición se duplica?». Lo hizo poco después de anunciar que eliminará los subsidios a la gasolina en Colombia. ¿Qué fue lo que hizo que el Petro, que condenaba el alza de los precios de los combustibles en Ecuador, en menos de tres años sostenga que hay que eliminar los subsidios a las gasolinas en Colombia? Sencillo: ahora es Presidente.

En Ecuador sucedió más o menos lo mismo con otro personaje. En octubre de 2019 y en junio de 2022, el presidente del movimiento indígena, Leonidas Iza, movilizó a decenas de miles de indígenas para que se opongan a la eliminación de los subsidios a los combustibles, que calificaba como una perversa campaña neoliberal impuesta por el FMI para hambrear al pueblo. Pero cuando Petro anunció, hace poco días, que elevará los precios de la gasolina en Colombia, calló como si un ratón le hubiera comido la lengua. Un silencio impresentable si se considera que, cuando en Colombia hubo un paro por una posible reforma tributaria él y la Conaie se llenaron la boca con expresiones de solidaridad con el pueblo colombiano que estaba, según ellos, hambreados por el neoliberalismo del gobierno de Iván Duque. «La Conaie respalda la movilización social y el ejercicio legítimo del derecho a la resistencia y protesta social del pueblo colombiano»: eso dijeron en sus redes sociales el 21 de noviembre de 2019.

Lo de Petro, Iza y la Conaie y el tema de la gasolina demuestra que esos políticos de izquierda callan o hablan sobre determinados temas dependiendo de lo que les conviene: si para Petro era perverso eliminar los subsidios a los combustibles en 2019, ahora es socialmente justo porque así se combate la pobreza. Iza no hace alusión alguna: al fin de cuentas, quien tomó esa decisión es uno de sus amigos. Los psicólogos llaman esto disonancia cognitiva y las grandes mayorías oportunismo puro y duro. Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia, en octubre del 2019 llamaba a la renuncia de Moreno por el alza de los combustibles; ahora apoya la decisión de Petro.

Las sociedades, sin embargo, no son indiferentes a estas expresiones de hipocresía y oportunismo. El anuncio de Petro provocó que parte de la clase política y de la sociedad colombiana le recordaran el cambio de opinión y en Ecuador ese tema tuvo un impacto considerable en la conversación nacional, convirtiéndose en tendencia en redes sociales el domingo y ayer lunes. Se dijo, por ejemplo, que si Iza y la Conaie lucharon de una forma tan decidida, lo que incluyó la pérdida de vidas humanas, por la rebaja del precio de la gasolina, el anuncio en Colombia debió ameritar al menos una expresión de solidaridad con sus pares colombianos.

No son pocas las voces en redes que han señalado que la decisión en Colombia puede deslegitimar la doctrina del movimiento indígena y la izquierda ecuatoriana, tan aliados y entusiastas del gobierno de Petro, según la cual el subsidio a los combustibles es una herramienta para combatir la pobreza. «La otra cara de no subir la gasolina y aumentar el déficit  es dejar aumentar el hambre y la pobreza en Colombia»: esto escribió el domingo 11 de septiembre el presidente de Colombia. Una argumentación que, perfectamente, la podía haber sostenido un neoliberal fondomonetarista hambreador como los que, según el movimiento indígena ecuatoriano, manejan el gobierno de Lasso y estuvieron en el de Lenín Moreno. Con ese antecedente, ¿con qué fuerza puede salir la Conaie y sus aliados a afirmar que el aumento del precio de la gasolina es proporcional al aumento de la pobreza?

El anuncio de que se eliminará el subsidio a la gasolina en Colombia altera asimismo, algunas lógicas del debate. El argumento de que con los combustibles baratos en el Ecuador se estaba beneficiando al narcotráfico, algo que Iza y la Conaie negaron durante las protestas, ahora se ha convertido en una tesis que sostienen sus pares ideológicos en Colombia. El senador Gustavo Bolívar, hombre clave en el gobierno de Petro y uno de los más entusiastas defensores de las protestas en el Ecuador, se ha convertido en uno de los más importantes voceros de esta tesis en su país. En varios mensajes de Twitter y en declaraciones a la prensa, Bolívar ha dicho que «parte del subsidio de Duque (el ex presidente de Colombia que aumentó los subsidios) se fue a subsidiar a los narcos».

El mismo Petro, en octubre del 2019, hizo el intento de deslegitimar la versión que había en el Ecuador de que los combustibles baratos servían al narcotráfico para el refinamiento de la cocaína. En una respuesta tuitera a la jurista y ex relatora de la libertad de prensa de la OEA, Catalina Botero, que en octubre de 2019 decía que la gasolina ecuatoriana barata convenía al narcotráfico, el actual Presidente de Colombia respondía: «pueden multiplicar por 100 precio de la gasolina y la cocaína sigue. Ese no es su problema».

El oportunismo político siempre pasa factura: Petro lo está pagando en Colombia y el liderazgo de Leonidas Iza, construido sobre un discurso falaz sobre los subsidios a los combustibles, también está afectado. Aunque no lo reconozca. (MARTIN PALLARES – 4 PELAGATOS)

Foto: Composición 4P.