Lo del CNE es para campeonato de opacidad

Para poder entender lo que ocurre con la avalancha de denuncias y evidencias de irregularidades en el Consejo Nacional Electoral, CNE, se debe recurrir a la imaginación. Por ejemplo, que en Catar se descubrió que en el reciente mundial las canchas donde jugó Argentina tenían 84 centímetros menos de largo y que durante esos partidos, las cámaras del VAR estaban apagadas. Y que, por si faltara, apenas se conoció el hecho, el presidente de la FIFA apareció haciendo la denuncia como si nada hubiera tenido que ver.

Lo que ha ocurrido con el CNE es más o menos igual de impresentable y de absurdo. Resulta que el organismo responsable de las elecciones tuvo cuatro años para organizar el proceso pero, cuando llegó el día, el centro de cómputo falló, aparecieron centros paralelos de conteo de votos y la noticia que nadie contestó las alertas del suministrador del software que había detectado fallas de seguridad. Además, que su presidenta, Diana Atamaint con cara de acontecida y voz consternada, presentó la denuncia a la Fiscalía como si ella no hubiera tenido nada que ver con lo que ocurrió.

Lo del CNE es para un campeonato de opacidad y lo de su Presidenta para otro de cinismo: no cumplieron con su responsabilidad. El consejero Enrique Pita, en visita la Junta Provincial del Guayas, descubrió que hay un sala escondida donde funciona un centro clandestino y fabrica actas electorales. En el lugar se encuentran poderosos escáneres y computadores que están conectados al sistema informático central del CNE, así como a personas que están ahí y que tienen acceso a usuarios que les permite acceder a información sensible. Además, que había cientos de páginas en blanco donde los jóvenes que estaban ahí practicaban firmas falsas para poner en las actas.

También está la denuncia que hizo Juan Esteban Guarderas. Según él, la empresa Microsoft, proveedora del software del sistema informático del CNE, envió alertas al organismo avisando que había detectado la entrega de usuarios con privilegios a personas que no estaban autorizadas. Hay una carta de esa empresa enviada al organismo el 1 de febrero en la que incluso detalla los nombres de los usuarios que están usando los accesos a los que no tenían autorización. “Desde el 17 de enero hemos realizado esta notificación sin tener acción para mitigar este hecho”. Y señala otra cosa que es igualmente grave: hubo una reunión presencial entre ejecutivos de la empresa y funcionarios del CNE. “(Con) base a nuestra reunión del lunes queremos formalizar y recordar nuevamente que el cliente CNE tiene los siguientes usuarios con roles de privilegio sin activar el módulo de seguridad MFA (Autenticación multifactor)”, se lee en la carta. Nadie, sin embargo, contestó la comunicación que no era la única: según Guarderas, hubo otras.  

Ni el departamento informático contestó la comunicación y ni siquiera los consejeros se dieron por aludidos. ¿Es posible que Atamaint no se hubiera enterado? Eso es muy probable, pues incluso hubo una reunión personal y en el CNE algo de esa relevancia siempre llega al despacho de Atamaint, sostiene una fuente que ha trabajado en ese organismo. 

La consejera Elena Nájera denunció, igualmente, irregularidades e inconsistencias en juntas provinciales e incluso envió una comunicación a Contraloría para que inicie una investigación. Además, el activista Francisco Endara, denunció el 8 de febrero en un programa con Carlos Vera algo muy similar a lo que dice Microsoft en su carta: que había usuarios no autorizados con acceso a información de alta seguridad. “¿Para hacer qué?”, le preguntó Vera. “Para hacer cualquier cosa”, respondió Endara que es, además, experto en temas informáticos.

Estas irregularidades no son las únicas evidencias que deslegitiman al CNE como garante de un proceso electoral. Durante la campaña no hubo una sola sanción electoral a candidatos que se excedieron en el gasto permitido ni una sola investigación sobre los gastos en redes sociales. Si bien Atamaint se lavó las manos diciendo que las tareas sancionatorias corresponden al Tribunal Contencioso Electoral, lo cierto es que el CNE, que ella preside, tiene que presentar las denuncias y no lo hizo.
Tampoco prestó atención a las denuncias sobre los candidatos al Cpccs que hacían campaña usando los colores y las imágenes del movimiento de Rafael Correa y de sus fotografías. Ni siquiera se tomó la molestia de investigar las denuncias que, en el 2021, presentaron los consejeros Luis Verdesoto y Enrique Pita.  

Todo sistema democrático se sustenta en procesos electorales justos, legítimos y transparentes que deben ser garantizados por un organismo independiente y capaz. El CNE no tiene la legitimidad de ser ese juez y Atamaint es una vergüenza pública.  (MARTIN PALLARES – 4 PELAGATOS)

Foto: CNE