El correísmo, está empeñado en deponer al presidente Lasso, dizque porque perdió el 5 de febrero la consulta popular. Dé un paso al costado, renuncie y anticipe elecciones, piden. El señor Iza, en nombre del «poder popular», notifica su conocido antojo por el calentamiento de las calles para encender la mecha de otro estallido. Le encanta y goza con la bronca. Unos y otros buscarán remover a Lasso. Aunque la vía de la destitución (art. 130 CRE) está agotada. El enjuiciamiento político (art.129) requiere el dictamen de admisibilidad de la CC. Quedaría el complicado camino de la revocatoria del mandato. Lasso, también, podría activar la disolución de la Asamblea (art. 148).
No es infrecuente que los electores se pronuncian contra quien pregunta y no sobre el sentido y contenido de lo que se pregunta. Con la lógica de lanzar del poder a un presidente porque perdió una consulta plebiscitaria, habrían sido desalojados como gobernantes: en Ecuador, León Febres Cordero (1986) y Sixto Durán Ballén (1995); en Guatemala, Álvaro Arzú, que consultó la paz con la guerrilla (1999), al igual que Juan Manuel Santos en Colombia (2016). En Panamá, Guillermo Endara (1992) y Ernesto Pérez Balladares (1998). En Brasil, Itamar Franco (1993). Álvaro Uribe en Colombia (2003), que propuso una reforma política interesante contra la corrupción. (RAMIRO RIVERA – DIARIO EL COMERCIO) Caricatura: ARTUPOLITICS
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