La clase política ecuatoriana vive uno de sus momentos más representativos. Pocas veces en la historia de un país se tiene a un Presidente contra las cuerdas, con poca capacidad de respuesta.
Pero, asimismo, en pocas ocasiones esos opositores son tan crueles con sus votantes al no contar con un plan si es que llegan a sacarlo del poder.
Ese es el caso ecuatoriano. La oposición, liderada por el correísmo y los socialcristianos, empujan de la silla al Presidente Lasso. Pero poco se sabe del plan que activarán si lo consiguen.
Unos hablan solo de sacarlo. Se sabe de sus planes únicamente hasta el día de la votación, si se produce, claro. Obviamente celebrarán por siempre si consiguen el objetivo. Pero nada se conoce de los planes que aplicarán, que acordarán, que iniciarán al día siguiente. No se sabe qué harán para mejorar la seguridad, disminuir el desempleo, apoyar a los militares y policías. Ni una palabra de un plan para combatir al narcotráfico, para intentar acabarlo.
De hecho, sobre ese tema no dicen nada. No saben de objetivos, de los líderes, nada hablan de los carteles mexicanos, Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, que son el origen de la violencia en el país.
No hablan de un plan, si consiguen sacar a Lasso, de acuerdos con el nuevo Presidente. De mantener la gobernabilidad, que será muy afectada. Tampoco de cómo tranquilizar a los mercados internacionales, para que entiendan que habrá paz social y se respetarán las leyes. Que el cambio que empujan será beneficioso.
Así la caída de Lasso, si el sueño se les hace realidad, sólo llega hasta ahí. Al anhelado día de la salida de Lasso.
Otra ala de los opositores guardan una esperanza. Y esta consiste en el que el vicepresidente Alfredo Borrero les abra las puertas y logren acuerdos. Pero no se sabe qué quieren tratar con el actual Segundo Mandatario. No hay documentos preparados para eso. Para que los ciudadanos puedan saber los detalles del verdadero motivo de la salida. En conclusión, tampoco tienen un plan para el día después para definir la relación con Borrero.
Es más, cada vez se hace más grande el rumor de que el Vicepresidente se iría con Lasso en caso de ser destituido. Que, así como entró con Lasso, lo hará a la salida. Lo cual hace que la oposición quede más desnuda.
Ese vacío que han abierto los detractores es lo que hace que el presidente Lasso siga trabajando. Ha servido para que no encuentren respaldo en la población, en el sector urbano y rural. Que no conecten con el pueblo. Hasta los micro-plantones en Quito, pidiendo su salida, han desaparecido. Se callaron.
Cada día que pasa se abre más la posibilidad de que este grupo de políticos fracase, como ya sucedió en junio pasado. Y que sean castigados por los votantes por no fijarse en los problemas reales de los ecuatorianos y mantenernos en esta incertidumbre, cuando hay problemas realmente graves. Esos que están lejos del Pleno de la Asamblea. (JEAN CANO – PLAN V) BETO CARICATURAS
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