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El desigual capital político de los contendientes

La campaña electoral reveló la capacidad de los candidatos para mostrar sus fortalezas. Daniel Noboa, no obstante ser desconocido y no figurar como favorito en las encuestas, pudo vencer estos obstáculos y pasar a la segunda vuelta, para sorpresa de todos y quizá de él mismo. Luisa González se apoyó en la imagen de su promotor, Rafael Correa, sin advertir que él dejó de ser lo que fue hace 16 años y que para sintonizar con un electorado que tampoco es igual al de 2006, debía actualizar su propuesta electoral y demostrar que ella puede valerse por sí sola.

La calificación de Noboa como outsider se relativiza por su procedencia familiar. Su padre, cinco veces candidato a la presidencia, y su madre Anabella Azin, le legaron sus enseñanzas en el campo público y empresarial. Luis Noboa Naranjo, su abuelo, fue generador de empresas afincadas en el Ecuador.  Sin embargo, Daniel Noboa fue outsider en términos políticos porque trazó su propio camino sin incurrir en los errores de sus progenitores, pero asimilando la valiosa experiencia que le transmitieron.

Ello le permite mirar hacia adelante rescatando el valor del proceso histórico en el que se desarrolló su vida.  También aquí se marca una diferencia con la candidata González. Rafael Correa, su patrocinador, el sí fue outsider. Se inscribió en la política sin raigambre familiar. Lo cual no deja de ser un mérito. Pero esta ausencia de raíces le predispuso contra un entorno que le era ajeno. De su guerra contra la partidocracia y los poderes fácticos, González ha tenido que hacerse cargo, lo cual le ha impedido ver más allá de esta partitura.

Buscan en los candidatos respuestas creíbles y viables, capacidad de gestión para enrumbar al país por un sendero de paz y de progreso.  Sostener que esto ya lo habíamos logrado con la “revolución ciudadana” supone desconocer lo que el país heredó de dicha revolución.

El Ecuador no estuvo preparado para enfrentar la pandemia ni la inseguridad. El correísmo es corresponsable de la crisis que vive la sociedad. Por eso la propuesta de González tuvo poco eco, más allá de su techo electoral. Noboa, en cambio, sin enredarse en ese debate, formuló ideas claras y concretas sobre los pasos a dar en los 18 meses de gestión, en la creación de empleo, en la lucha contra la inseguridad, y en la recuperación de la estabilidad política.

Quizá esto se explique por sus credenciales académicas. Graduado en Administración de Negocios en la Universidad de Nueva York, con una maestría en Administración Pública por la Universidad de Harvard y otra en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica por la Universidad George Washington. Pero también por su experiencia política. Pese a su corta edad, 35 años, fue un asambleísta que silenciosamente se desempeñó como presidente de la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, sin enfrascarse en las disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo. Mantuvo un bajo perfil en ese terreno, pero adquirió un conocimiento práctico sobre los temas que se ventilaron en esa Comisión. No fue ni gobiernista ni correista. Supo manejarse con prudencia. De ahí que fuera capaz de llevar una campaña diferente, no confrontacional y altamente propositiva.

Luisa González inició su participación electoral en el Partido Socialcristiano como candidata suplente a la Asamblea Constituyente en el 2007. Tuvo 16 cargos públicos en nueve entidades. En la última Asamblea Nacional pasó desapercibida.

El país no está viviendo el boom de commodities del que se benefició Correa en parte de su mandato. Los expertos coinciden en que la economía tendrá elevados déficits en los próximos años. Ello implica volver los ojos al FMI en busca de crédito. Los dos candidatos finalistas no tienen iguales posibilidades de acercamiento al Fondo. Tampoco tienen iguales capacidades de gobierno para enfrentar problemas complejos como la inseguridad, el bajo crecimiento económico, los altos niveles de desempleo y subempleo. De ahí que cuenten su preparación y formación técnica. Importan sus equipos y sus planes, y la eficiencia en la gestión. 

El tercer lugar alcanzado por Christian Zurita en las elecciones del 20 de agosto  coloca a los candidatos finalistas en la necesidad de pronunciarse por las denuncias valientes y fundamentadas de Fernando Villavicencio. La decisión de la familia de Fernando Villavicencio de votar en la segunda vuelta por Daniel Noboa conjuga el rechazo masivo a su horrendo asesinato con el objetivo ampliamente compartido de luchar contra la impunidad. El candidato Noboa se ha comprometido a ello. (PATRICIO MONCAYO – PLAN V)