PIÑAS.- “¡Adiós, Profe Diana!”. Con esas palabras entrecortadas y con lágrimas de los asistentes la despidieron a Diana María Galarza Gallardo, al salir el féretro desde la escuela Teresa Molina de Muñoz, donde fue profesora durante ocho años (llegó en 2016).
La maestra fue una de las 18 víctimas morales del fatal accidente de tránsito ocurrido en la vía de Loma Sagrada, en el cantón Catamayo, el pasado viernes, en horas de la noche, donde estuvo involucrado un bus interprovincial que cubría la ruta Loja-Portovelo-Zaruma-Piñas.
Diana Galarza ese día se trasladó a la ciudad “Castellana” con el propósito de tramitar unos documentos en la Coordinación Zonal de Educación 7 Loja, ya que en los próximos días estaba por recibir el título de magíster, sin pensar que a su retorno se le adelantaba la muerte.
Esta noticia conmocionó a toda la parte alta de El Oro, particularmente en este cantón, que no creían que esta maestra constaba en la lista de fallecidos.
Luego de los trámites respectivos, sus familiares la movilizaron la noche del sábado 7 de diciembre, hasta la sala de velaciones “Monseñor Ángel Sánchez Loayza” del Sindicato de Choferes Profesionales de Piñas, lugar donde se concentró muchísima gente para acompañar y darles la nota de pesar a sus parientes, de manera especial, a su esposo, Luis Aguilar e hijos.
CAPILLA ARDIENTE
Sus compañeras de aula de la escuela Teresa Molina de Muñoz quisieron darle el último adiós. Por lo que al mediodía de este domingo, previo a su sepultura (14:00), en el coliseo de deportes del plantel, le levantaron una capilla ardiente para despedir a Diana Galarza.
El escenario había sido decorado con crespones de color lila, globos blancos, y donde estaba su féretro, estaban muchas coronas.
Entre las cuales, resaltaba un cuadro grande de una foto de ella y otra más chica del recuerdo con sus exalumnos. Fue algo indescriptible y que perdurará toda la vida a quienes estuvieron presentes en ese acto.
Le correspondió intervenir a la directora del plantel, Mireya Ortiz Torres. No dejaba de llorar cuando se dirigía a los familiares.
“Hoy nuestra comunidad educativa está de luto, porque ha partido hacia el encuentro con el creador una compañera que ha dejado un gran vacío en nuestros corazones”, expresó con palabras entrecortadas Ortiz.
Recordó que en el año 2012, Diana María Galarza ingresó al magisterio fiscal. En el 2016 fue trasladada desde la escuela Guillermo Guzmán Ayora hasta esta institución educativa (8 años), con su carisma alegre, divertido, sociable, se presentaba siempre con una sonrisa que adornaba su rostro.
“Ella, como todo educador, fue sembradora de destinos, formadora de niños y niñas, en su trabajo, predicó con su obra, con su conducta y ejemplo”, recalcó.
Agregó que todos quienes tuvieron el privilegio de conocerla, saben que el valor más elevado para ella fue la amistad y su característica especial.
La solidaridad, su delicadeza en el trato la destacaba, porque a pesar de que a veces no coincidían en las ideas, siempre estuvo dispuesta a colaborar y participar en las actividades propuestas, mirando siempre el bienestar de sus estudiantes y el adelanto de la escuela.
Los alumnos del tercer año, paralelo “A”, con quienes había trabajado un día antes de su partida (viernes), llegaron hasta su cofre y le dijeron “!Adiós, profe Diana!”, lo que desencadenó que mucha tristeza. Más aún, cuando una madre de familia entonó una canción de María de Los Ángeles (Allá en el cielo), convirtiéndose en un mar de lágrimas de los presentes en el homenaje póstumo a la profesora, Diana María Galarza, que fue despedida con música y globos blancos al momento de trasladar el cofre de la escuela hacia la iglesia matriz de Piñas, donde se iba a cumplir el acto litúrgico, previo a su sepultura, en el cementerio general, la tarde de ayer domingo. (DIARIO CORREO)
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