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Pedir diálogo con el régimen de Maduro es ser cómplice de la dictadura

«Es mejor buscar maneras de diálogo, quizás presión, incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar, si es lo que decide hacer Estados Unidos», dijo el papa León XIV sobre la situación de Venezuela, en un vuelo que lo llevaba a Roma luego de un paso por Beirut. Sin embargo, más allá de como suenen los buenos deseos de “diálogo”, en estas instancias, todo lo que no sea respaldar la salida forzosa del régimen de Nicolás Maduro es un respaldo a una dictadura que ya evidenció que no se irá por las buenas.

Esta breve reflexión abre las puertas a algunos debates, pero sin evitar una certeza: ya no hay instancias de diálogo con un régimen que ha permanecido en el poder por la fuerza, torturando y asesinando a sus ciudadanos, además de perjudicar a la región con la problemática del narcotráfico. Todo esto sin contar que Venezuela se ha convertido en un escenario de acción, presencia e influencia, de los peores regímenes del mundo, que van desde la vieja dictadura cubana a la teocracia iraní, responsable de sangrientos atentados aquí en América Latina.

Con respecto a la posibilidad que León XIV menciona, sobre la “presión económica”, ya vimos lo que sucede con eso: para empezar, el régimen tiene cómplices siempre dispuestos a dar una mano. Pero, además de eso, la dictadura chavista demostró a lo largo de los años que, si el escenario financiero o del mismo abastecimiento se complica, ellos no tienen problema a hambrear al pueblo para permanecer en el país. Cuando esta pesadilla termine y se releven las atrocidades que tuvieron lugar desde la llegada de Hugo Chávez al poder, no solamente saldrán a la luz las decenas de miles de víctimas, sino las fatalidades que se dieron en el marco de estampidas humanas, en los momentos de desabastecimiento.

La pregunta que queda hacerse es si el papa puede o debe manifestarse en favor de una intervención de EEUU en Venezuela. Como mínimo, si tiene algo de empatía con las víctimas del régimen, podría guardar silencio. O al menos decir que está rezando por las personas que han perdido su libertad y los millones que se encuentran en el exilio, esperando que todo se solucione de la forma menos traumática posible. Pero no. Aunque este papa parece que no piensa ir tan lejos como su antecesor, que blanqueó a cuanto dictadorzuelo de izquierda pudo llegar al Vaticano, por lo pronto le hizo el juego al régimen, en lo que todo parece indicar que son sus últimos estertores.

Estas declaraciones jabonosas, esquivas, ambiguas y cuestionables, no hacen otra cosa que mantener la devaluada voz papal, si se compara lo que pudo haber sido, por ejemplo, una influencia como la de Juan Pablo II.

Pedir “diálogo”, a estas instancias, es ser cómplice con un opresor que manifiesta la necesidad del diálogo, mientras mantiene un impúdico régimen. Entrar en el juego retórico de Maduro y compañía es hacerle un favor.

Fuente: panampost.com
Marcelo Duclos