Pagan hasta USD 10 mil por estudiar maestrías o doctorados en universidades del Ecuador o extranjeras. Se endeudan económicamente con el objetivo de sacar un título de cuarto nivel y fortalecer su hoja de vida. Pese a ello y a su experiencia, les resulta difícil conseguir un empleo o mejorar sus condiciones laborales.
La ingeniera civil Rosalba Cabrera, de 44 años, tiene un masterado en gerencia empresarial. No consigue trabajo y ahora subsiste de los contratos ocasionales en obras pequeñas, mantenimientos o reparaciones de viviendas. “Todo se dificultó desde la pandemia del covid-19”, contó en Ecuavisa.com. Antes de eso, hasta septiembre de 2019, laboró en el Metro de Quito.
Pasó casi dos años sin trabajo y, en julio de 2022, pudo conseguir uno en una entidad pública por los contactos que tenía allí, pero el contrato se terminó. Ahora, ella trata de iniciar un emprendimiento porque el país vive una situación de incertidumbre por las escasas opciones de trabajo.
Seguirá un curso de administración de edificios para ver si puede dedicarse a esa actividad. Tampoco descarta desempeñarse profesionalmente en el exterior, pues con la experiencia que obtuvo al formar parte de las obras del Metro capitalino, cree que puede conseguir algo mejor. Busca alternativas en Internet y espera que eso se concrete a futuro.
Lo mismo pasa con el también ingeniero civil Miguel Manya, quien posee un masterado en dirección de empresas constructoras e inmobiliarias que cursó en la Universidad San Francisco de Quito. Opina que existe una crisis inmobiliaria en el país, lo cual ha mermado el mercado laboral.
“Ahora, tener una maestría no es suficiente para conseguir empleo”. A su juicio, en Ecuador existe una oferta demasiado grande de títulos de cuarto nivel y hace 10 años era positivo para dar clases en centros superiores y especializarse. “Se ha diversificado demasiado y no es una garantía para nada”.
Esa realidad se vive en el país mientras cada año se suman más gente con formación especializada. Según datos de la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (Senescyt), el número de títulos de cuarto nivel se ha ido incrementando, tanto de quienes estudiaron en centros superiores ecuatorianos y del extranjero (ver cuadro arriba).
Datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) refieren que la tasa de desempleo en profesionales con masterado pasó del 1,7% en el primer trimestre de 2023 y cerró con 2,7% en diciembre del mismo año.
Eso es muy preocupante para Jhon Toro Ponce, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios Particulares del Ecuador (Feupe). Considera que los centros superiores no se enfocan en la calidad de las maestrías, sino en cómo venderlas y eso provoca una saturación de posgradistas. “Conozco a compañeros con tres títulos de ese tipo que no tienen trabajo”.
Otra realidad preocupante es que los alumnos invierten hasta más de USD 10 mil en su formación de cuarto nivel y terminan con salarios bajos que no van con la realidad de su preparación.
Para Arturo Rojas, presidente de la Asamblea del Sistema de Educación Superior Ecuatoriana (Asesec), no existe una saturación en la oferta de maestrías y tampoco son un negocio de las universidades. A su criterio, lo que hace falta es que haya títulos de cuarto nivel de acuerdo a las necesidades económicas y productivas y en eso se encuentran trabajando con las autoridades.
Por ello se implementó un clústeracadémico productivo que busca equilibrar el mercado laboral y mejorar la competitividad porque no hay un diagnóstico claro de las verdaderas necesidades laborales del Ecuador. Lo integran el Consejo de Educación Superior, la Asamblea del Sistema de Educación Superior, Asesec, los gobiernos locales, Asociación de Municipalidades (AME) y la Cámara Empresarial.
“Es la salida que encontramos para que todo se armonice”, dijo el académico a Ecuavisa.com. “Las maestrías son óptimas para mejorar los niveles de especialización”.
Contó que el pasado viernes mantuvo una reunión con autoridades de educación superior, en Quito, para identificar las necesidades de especialización que se requiere el país y que se articulen con los estándares de producción.
De su parte, la vicerrectora de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) de la sede en Quito, María Sol Villagómez, señaló que la empleabilidad es uno de los elementos más importantes en la demanda de estudios de maestrías. Se trata de jóvenes que buscan perfeccionarse tras terminar sus carreras y mejorar sus competencias. Además, en el mercado laboral, los posgrados son esenciales porque las compañías buscan personal calificado y que domine ciertas áreas para mejorar la productividad.
Mónica Heller es presidenta de la Cámara de Comercio de Quito y la Federación de Cámaras de Comercio de Ecuador que reúne a cerca de 8 000 agremiados. Explica que el 90% del empleo lo genera el sector privado y este ha sido castigado en los últimos años con las medidas que han tomado los gobiernos. “No hay voluntad y la inversión extranjera es casi nula en Ecuador. Si no se generan estructuras productivas, no habrá espacios laborales y no hay donde acoger a las nuevas generaciones de chicos profesionales”.
Considera que Ecuador es hostil con el sector empresarial. Los problemas son los impuestos únicos y extraordinarios, los castigos a las utilidades y ahora con la aprobación de la Ley contra el Acoso Laboral que es ambigua y de difícil implementación, lo cual fomentará el desempleo y eso afectará a los posgradistas.
“El Estado no puede recibirlos porque es fallido y está quebrado. A esto se suma que el ámbito privado no tiene como crecer en el país porque le castigan y le envían el mensaje de que no hay inversión y no se quiere fortalecer la productividad. Por tanto, no hay como contratarlos”, expresó la dirigente empresarial.
Eso ocurre mientras aumenta el número de personas preparadas que no tienen oportunidades de aplicar sus conocimientos en las compañías. Alejandro Bedón es periodista y máster en comunicación transmedia en la Universidad de la Rioja de España. Considera que, en la actualidad, las especializaciones de cuarto nivel son el nuevo pregrado y en los procesos de selección no se toma en cuenta a los masteados porque ya dan por hecho que el profesional ya cuenta con una formación de ese tipo.
No es como un elemento a considerar por parte de los reclutadores en las compañías, manifestó. Otro problema es que, al estudiar varias especializaciones, corren el riesgo de ser sobrecalificadas y no les contratan. Cuenta que varios colegas están desempleados o no tienen trabajo formal. También ocurre que no ejercen la especialidad que siguieron o simplemente en las empresa no toman en cuenta las maestrías y no acceden a aumentos salariales. (DIEGO BRAVO – ECUAVISA)
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