RADIO COLOSAL

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Por Fernando, por Ecuador, nadie se cansa

Los intentos de silenciarnos, la persecución y el acoso son pan de cada día para quienes luchamos y levantamos la voz en contra de las mafias. Es duro, sí, pero lejos de callarnos, nos hacen dar cuenta que tenemos una misión inclaudicable: seguir luchando contra la impunidad, que es la raíz del mal.

Que los tetones, campaneros y mafiosos defiendan lo indefendible es obvio y no nos sorprende. Sin embargo, duele mucho la palabra que nace de la ignorancia, la visión paupérrima de quienes, habiéndose llamado amigos, no han mostrado más que miseria, intelectual y humana. De eso vemos pocos casos, pero duelen.

El criterio encerrado en el clóset de las ideologías vacías nos ha llevado a esto. Alienados por estas, son incapaces de ver más allá de la realidad que los rodea, convirtiéndose en cómplices de la desinformación, la corrupción y la impunidad.

No informarse y, por tanto, no saber qué opinar es una total irresponsabilidad con el colectivo social… pero resulta menos peligroso que el hablar sin fundamento, repitiendo los mensajes con los cuales los mafiosos quieren imponer sus narrativas delincuenciales.

La polarización les resulta útil a los bandidos para manejar a las masas y afianzar al populismo, pero es trágica para fomentar un pensamiento crítico y la construcción colectiva.

Opinar con violencia, sin argumentos ni evidencias se ha vuelto cotidiano. Se enredan en cortinas de humo para no responder las preguntas importantes. Quiero creer que es solo por falta de experiencia o incluso de raciocinio. Sin embargo, me rompe pensar que es su propia malicia, lo que no les permite analizar fuera del maniqueísmo de izquierdas y derechas.

Más aún cuando la disyuntiva es entre los ciudadanos y la democracia, frente al cáncer de la delincuencia y el crimen organizado.

A mi padre lo asesinaron las mafias narcopolíticas y no vamos a parar hasta saber: ¿Quién ordenó el asesinato de Fernando Villavicencio? No por revancha, sino por responsabilidad. Para que no le pase a nadie más.

Mientras esa pregunta no nos importe, solo seguirán subiendo las tristes cifras de la violencia. Lamentablemente habrá o habremos más como el General Gabela, Fausto Valdiviezo, Froilán Jiménez, Santiago Loza, Pamela Ati, María Belén Bernal… Se incrementarán el conteo de “muertes indeterminadas maquilladas por el Estado”, las cifras de la impunidad, de la inhumanidad.

El desahogo lo agradezco, el tiempo que me has leído también y les invito a transformar el dolor y la indignación en acciones. Quienes también sientan el llamado, pues unamos nuestras valentías y vamos adelante. ¡Por Fernando, por Ecuador, nadie se cansa!. (AMANDA VILLAVICENCIO – PERIODISMO DE INVESTIGACION LA FUENTE)

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