Aunque el crimen de Andreína L., acusada de matar y descuartizar a su mamá en un departamento de Sauces 9, en el norte de Guayaquil, estremeció al Ecuador, no es el único. En 2006 sucedió un hecho similar, en el sur.
Con apenas 20 años, Santiago B.W. asesinó a su madre, la descuartizó en el patio y escondió sus restos en el mueble y en un monigote. Tras confesar el crimen, se abrió un proceso por asesinato y fue sentenciado a 24 años de prisión, de acuerdo al anterior Código Penal que regía en el país.
¿Cómo ocurrió el atroz crimen? La noche del domingo 8 de octubre de 2006, Martha W. recibió una llamada de su otro hijo, que reclamaba por un dinero perdido. Según Santiago B., su mamá intentó pegarle en la cabeza con un candado cuando él quiso colgar el teléfono tras acusarlo de haber robado USD 67.
En su testimonio, relató que discutieron, que ella lo botó de la casa y en medio de la pelea, él tomó un cuchillo de la mesa y la apuñaló en la espalda. Martha cayó en una esquina del patio, lo perdonó y le pidió agua.
Contó que le echó agua en la cara porque “se ahogaba” y su sobrino le dijo que lanzara más agua porque ella se desmayó y se asustaron. La mujer no despertó más.
La madrugada del lunes 9 de octubre, a las 02:00, Santiago se acercó al cuerpo, le quitó la ropa y con una sierra le cortó los brazos. Detalló que primero fue el derecho, luego el izquierdo y la cabeza. Posteriormente, las piernas. Como ya amanecía, escondió las extremidades superiores en el pozo séptico de la vivienda ubicada en la Isla Trinitaria.
Escondió la cabeza en el molde de un monigote de oso y el resto del cuerpo lo tapó con la alfombra y acomodó los muebles de la sala antes de irse a dormir a las 04:30. El joven se despertó a las 08:30 cuando su padrastro llegó y preguntó por su mamá. Respondió que había salido a llamar por teléfono.
El hallazgo del cuerpo y el testimonio de un niño de seis años
La noche del lunes 9 de octubre, la familia de Martha ya conocía del crimen. Su otro hijo llamó a otros parientes para ayudar a buscar el cuerpo que “podía estar enterrado por el patio”.
A las 21:25 de esa noche, el conviviente de la víctima percibió un fuerte olor y al buscar debajo de los muebles, encontró el cadáver arrimado a la pared. Con su hijastro fueron hasta la Unidad Policial de la Trinitaria a denunciar el caso. Los uniformados capturaron a Santiago y lo llevaron ante la justicia.
Entre los testimonios clave para el juicio, estaba el de su sobrino. Con apenas seis años de edad, Javier vio lo que hizo su tío Santiago. El pequeño relató que ayudaba a su abuelita a recoger la ropa del patio cuando llegó su tío y lo mandó a hacer los deberes.
Escuchó cuando ella dijo “no, mijito no”. Fue al patio y vio a Santiago con un cuchillo amenazando a su abuelita, que tenía sangre en la espalda. Luego observó cuando el hombre le lanzó agua en la cabeza, sin dejarla respirar y la golpeó.
Según el pequeño, su tío sonrió luego de herir a su abuelita y se frotó las manos, ya que anteriormente quería la casa para vivir con su pareja. A los pocos minutos, Santiago lo mandó a ver una película y después le pidió el teléfono para llamar a una ambulancia.
El niño recordó que salió al patio y le pidió a su tío que no la matara. Que le diera la última oportunidad, pero él tapó el cuerpo con dos techos de zinc.

“Me dijo que si quería ir a pasear. Salimos a un circo, luego compró unas golosinas y al llegar a casa me mandó a dormir y cerró la puerta. Pero yo miré por un hueco y vi a mi tío que tenía a mi abuelita en el piso y le cortaba la pierna”, Javier, de 6 años.
Con la confesión y los testimonios, un Tribunal dictó 24 años de prisión contra Santiago. Tenía 20 años y actualmente ronda los 39.
El implicado ha cumplido 19 años de la pena, pero no saldrá de la cárcel regional Guayas en cinco años. Ecuavisa.com revisó los expedientes judiciales del caso y según consta en el proceso, fue sentenciado a dos años más por otra causa: ingreso de objetos prohibidos.
Él había tenido en su celda un reproductor MP3 y una pipa. Fue declarado autor directo y el juez le impuso esa pena. Además tiene otro proceso archivado por el mismo delito. (Annabell Verdezoto – ECUAVISA)

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