El emoji del pulgar hacia arriba puede ser muchas cosas: like, vale, okay… Pero también puede significar la firma de un contrato, o eso es lo que establece un juez de Canadá.
Chris Achter, dueño de una empresa agrícola en Swift Current (Saskatchewan), ha sido condenado a pagar 82.000 dólares canadienses (unos 56.200 euros) a Kent Mickleborough, propietario de la compañía South West Terminal, por incumplimiento de contrato.
Al parecer, en noviembre de 2021, Kent habló con Chris por teléfono para comprar 86 toneladas de lino a Chris. Tras esta llamada, el agricultor le envió en un mensaje una copia del contrato junto al texto: “Por favor, confirme el contrato de lino”. El comprador contestó con un emoji del pulgar hacia arriba, dando el trato por cerrado, pero el lino nunca llegó.
Por este motivo, el dueño de South West Terminal decidió llevar el asunto a los tribunales, tal y como informan medios internacionales. El vendedor se defendió diciendo que el emoticono “simplemente confirmaba que había recibido el contrato del lino. No era una confirmación de que estuviera de acuerdo con las condiciones”.
Por su parte, Kent Mickleborough aseguró que mantenía una relación comercial con Chris Achter desde hace años y, en el pasado, había firmado aceptado sus contratos con el emoji.
Finalmente, sin llegar a juicio, el pasado mes de junio el Tribunal de King’s Bench publicó la resolución del caso, en la que el juez Timothy Keene dio la razón a Mickleborough.
El magistrado adjuntó la descripción que hace Dictionary.com del icono del pulgar hacia arriba: “Se utiliza para expresar asentimiento, aprobación o ánimo en las comunicaciones digitales”.
“No estoy seguro de la autoridad de esta definición, pero parece ajustarse a lo que yo entiendo de mi uso cotidiano, incluso como recién llegado al mundo de la tecnología”, dictaminó el juez. “Esta corte reconoce que un emoji de pulgar arriba es una forma no tradicional de ‘firmar’ un documento, pero aun así, bajo estas circunstancias, fue una forma válida de aceptar el contrato“.
“Estoy de acuerdo en que este caso es novedoso (al menos en Saskatchewan), sin embargo, este Tribunal no puede (ni debe) intentar frenar la marea de la tecnología y sus usos cotidiano”, concluyó.
Fuente: 20minutos.es
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