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La paradoja de las “clases sociales” dentro de la izquierda socialista

Las contradicciones dentro de la izquierda argentina (como en el resto del mundo) son permanentes. Aunque se los acusa a los referentes de este espacio de comprar dólares cuando los necesitan o de utilizar modernos teléfonos celulares del capitalismo para sus redes sociales, lo cierto es que a veces se desdicen con cuestiones más trascendentes. Con aspectos que dejan en evidencia, no solamente la falta de coherencia en asuntos de coyuntura diaria, sino respecto a sus premisas morales más profundas.

Ya sea por las armas y la violencia o mediante elecciones democráticas, el socialismo propone llegar al poder para terminar con las desigualdades. Aunque nunca se haya llegado al resultado buscado, la idea de instaurar la “dictadura del proletariado” como preludio a un plano superador sin clases sociales, sigue vigente alrededor del planeta. Sin embargo, los partidos de izquierda con su accionar demuestran que el igualitarismo horizontal que proponen no pueden ponerlo en práctica ni siquiera en el marco de sus organizaciones.

Argentina tiene un nutrido Frente de Izquierda, con el Partido Obrero como columna vertebral en varios distritos del país. Se trata de un importante espacio político, que cuenta con diputados nacionales y con varios legisladores en provincias y municipios. El FIT tendrá una primaria donde se enfrentarán dos de sus más importantes dirigentes en la PASO de agosto. Por un lado estará la diputada nacional Myriam Bregman y por el otro el legislador porteño Gabriel Solano. Es decir, dos políticos que cuentan con estructura propia, además de los respectivos militantes del partido y el frente.

Pero, aunque el nombre de la coalición política se llama “Frente de izquierda Unida”, lo cierto es que el espacio no representa la unidad de la izquierda. Si bien es conocida la historia argentina de tener varios partidos trotskistas que sacan un pequeño caudal de votos en cada elección (situación que pudo revertir el FIT, que suele conseguir representación parlamentaria), todavía existe una dispersión que parece más incomprensible que nunca, dada la herramienta vigente de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias.

En el FIT están, junto al PO, el Partido de los Trabajadores Socialistas, la Izquierda Socialista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores. Sin embargo, hay otro partido de calcada ideología y de nombre parecido que quedó por afuera: el Nuevo Movimiento al Socialismo (MAS), que lidera Manuela Castañeira.

Según manifiesta la referente del MAS, a la que se le negó la posibilidad de participar en la primaria del Frente de Izquierda, Bregman la “invisibiliza” y hasta le “clava el visto” en el Whatsapp sin contestarle sus mensajes. Para Castañeira, la otra precandidata a presidente de la izquierda-socialista-trotskista (igual que ella) debe retractarse, por decir que hay solamente “dos mujeres” en la competencia electoral. Es decir, ella y Patricia Bullrich.

Es que la postulante del FIT sabe que, una vez más, lo más probable es que el Nuevo MAS no alcance el 1,5 de votos a nivel nacional para superar la PASO y por eso la ignora. Una especie de subestimación, que aunque puede respaldarse en la cruda realidad política, parece contradecirse con los principios que la izquierda pregona. Mientras el Frente de Izquierda está sólido con su espacio con bancas, recursos y estructura, el espacio de Castañeira parece no estar a la altura del ingreso a la coalición.

En fin. Paradojas de las “clases sociales” evidentes, de los que se presentarán a las elecciones para proponerles al electorado una Argentina sin clases sociales.

Marcelo Duclos

Marcelo Duclos

Nació en Buenos Aires en 1981, estudió periodismo en Taller Escuela Agencia y realizó la maestría de Ciencias Políticas y Economía en Eseade. Es columnista de opinión invitado de Perfil, Infobae y músico.

Fuente: panampost.com

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