Algunas parejas pasan su vida lamentándose porque su relación amorosa no es lo que esperaban, dicen ser poco afortunadas, que el amor es un sacrificio, que la pareja tiene que cambiar, o que es mejor estar con alguien que en soledad.
La verdad es que hay varias razones científicas que explican el por qué elegimos a nuestra pareja, puesto que la persona que escogemos para que sea nuestro compañero (a) de viaje, está conectado través de nuestras células y sistemas familiares generacionales.
En nuestras células existe información de por lo menos 4 generaciones pasadas, por lo que el cerebro puede acceder a esas memorias. Por esa razón, se entiende que en ciertas situaciones de la vida repetimos patrones; es decir, encontramos una pareja con la información que tenemos registrada para sanar traumas o heridas emocionales y así evolucionar.
Igualmente, Freud (el padre del psicoanálisis) afirmó que una de las razones por las qué elegimos a nuestra pareja está ligada a factores psicológicos que poseen los padres, ya que ellos fueron el primer objeto de amor que reconocemos, así, que las mujeres elegirán a un hombre que se parezca a su padre y viceversa.
Encontrar el amor de pareja no es coincidencia
No todo está predispuesto en nuestros genes. También elegimos a la pareja por diversas razones como por ejemplo:
1. Necesidades inconclusas
Necesidad de afecto, de atención, de amor, de escucha, de seguridad, reconocimiento, valoración, entre otras, se convierten en razones por la que elegimos una pareja. Creemos que al estar con alguien, lograremos cubrir alguna de nuestras carencias afectivas generadas desde la infancia.
La pareja se convierte en el padre o una madre que no logró, o no quiso cubrir con sus responsabilidades y necesidades, dejando heridas profundas en sus corazones. A consecuencia, cuando alguien nos reconoce algo bueno, entonces nos quedamos con esa persona.
Sin embargo, el papel de la pareja no es ser un padre o una madre, por esa razón en ocasiones los matrimonios suelen fracasar.
2. Aspectos psicosociales
Escoger a una pareja tiene que ver con nuestros genes, pero también con la afinidad o similitud que tenga con nosotros. Por ejemplo, que tenga las mismas creencias, valores, filosofías, nivel socio-económico, edad y personalidad.
Aunque es un error pensar que la pareja tiene que ser igual a nosotros, pues cada quien es diferente porque posee su propia esencia, elegiremos a un compañero de vida que tenga aspectos que nos falten complementar para sentirnos plenos. Por ejemplo. Si la pareja tiene valores familiares, se elegirá porque concuerda con nuestras ideologías de formar una familia.
3. Por un interés de por medio
Hay personas que eligen a su pareja porque tienen un interés o necesidad, que por alguna razón no han logrado cubrirla por si solos. Por ejemplo: se elige al proveedor, al protector, al trabajador, al inteligente, al aventurero, al que tiene buenas relaciones familiares, al salvador, entre otros.
Sin embargo, esa relación puede fracasar, ya que el peso de la responsabilidad y de la propia felicidad se pone en manos de una persona. Piénsalo de esta manera, si ella o él no cumple con lo las expectativas, seguramente habrá conflictos, frustración, decepción y sufrimiento.
4. El físico
La realidad es que el aspecto físico pasa a un segundo nivel cuando la pareja se ha establecido emocionalmente, es decir, cuando los dos se aceptan tal y como son, con sus virtudes y defectos.
Ahora bien, cuando elegimos a una pareja, muchas veces el físico es lo primero que nos atrae de una persona, eso no quiere decir que elijamos a un hombre o mujer con un cuerpo delgado y escultural, sino más bien, que tenga algo que nos guste, ya sean sus manos, su mirada, su cabello, su estatura; todo ello se relaciona con la teoría de la reproducción.
5. Idealización
Elegimos a una pareja porque vemos en él o ella un aspecto del cual carecemos, es decir, la escogemos porque simplemente nos gustaría ser de la misma manera. Según Klohnen y Mendelsohn (1998), las personas que no están satisfechas de sí mismos eligen parejas que tengan un aspecto que se asemeje a su ideal de ser.
Por ejemplo: en algunos casos si la persona es introvertida elegirá a un compañero extrovertido, para así aprender a sociabilizar.
6. Presión social
Lamentablemente, hay personas que escogen a una pareja que no les satisface, solo por el hecho de no estar solos, por conveniencia o por el “qué dirán”. Sin embargo, esas relaciones no son sólidas ni estables, por esa razón es que muchas veces se comete infidelidad.
Elegir a una pareja no es nada sencillo, hay muchos factores que se deben analizar y reflexionar con calma, para así lograr experimentar el verdadero amor. Recuerda, la persona que elijas será tu compañero (a) de viaje en esta vida terrenal, así que toma tu tiempo, guíate por la razón, y confía en tu intuición. (ADRIANA ACOSTA – FAMILIAS.COM)
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