QUITO.- El exvicepresidente Jorge Glas manifestó este jueves 11 de abril que su detención dentro de la embajada de México en Quito la noche del viernes 5 de abril obedece a una “persecución política” por parte de sus “adversarios políticos”.
Glas comparece vía telemática desde la cárcel La Roca de Guayaquil en la audiencia por el recurso de habeas corpus solicitado por Francisco Hidalgo, en calidad de ciudadano y representante legal del movimiento de la Revolución Ciudadana (RC).
En su intervención, el exmandatario relató su versión de los hechos que habrían ocurrido en el local diplomático luego del ingreso de la fuerza policial.
“No voy a repetir eso de que no se puede violar una embajada, no se la puede allanar, no se puede torturar a un asilado, porque creo que ya sería repetitivo y caería en la misma estupidez de pretender justificar lo injustificable y eso no lo voy a hacer por respeto a todas las personas presentes”, indicó.
A los hechos concretos que involucran a agentes de la Policía Nacional el exmandatario se refirió como “lapsus misterioso de las fuerzas del orden” y dijo que “parece reeditarse la Operación Cóndor por parte de mis adversarios políticos”.
“Yo escuché los gritos del embajador Canseco, jefe de la misión. Estaba yo hablando por teléfono y yo digo ‘¡Caramba, ¿qué pasa? Es Roberto (…)”, inició.
Mencionó que Canseco “argumentó a los policías todos los tratados internacionales, pero sencillamente fue subyugado, porque eran, yo estimo entre diez y quince personas armadas”.
“Yo abro la puerta, me ponen las linternas en la cara, me empujan con los fusiles. Entonces yo me caigo en un asiento. Comienzan a gritarme y yo les digo ‘Déjenme vestirme’, porque estaba en pijama, y dije ‘Déjenme coger mis medicinas’. Dije ‘No me pongan las esposas que quiero vestirme y quiero coger mis medicinas que están ahí al frente en una mesa’, al lado de donde yo estaba siendo presionado”, describió.
Acto seguido, según Glas, lo tiraron contra la pared y se golpeó la cabeza; le dieron puntapiés y rodillazos en las caderas, sobre todo en la zona derecha, para tirarlo al piso; trató de alejarse, pero de ahí se le tiran encima (los policías), le pisan el cuello y la patean las costillas.
“Uno de estos tipos, enmascarados de negro, después me dijo que era del GIR. ‘Para que te acuerdes de mí’, me dijo. Y me dislocó el pulgar izquierdo (…) Luego me dislocaron el pulgar del dedo derecho”, añadió.
“Debo decirles también que tengo la certeza de que había una mujer filmando, el método de tortura estaba siendo transmitido en vivo y en directo. ¿Quién habrá estado del otro lado? (Quizás el) comandante de la Policía seguramente con el brindis, o quizá el señor presidente, o no sé; no se ha exhibido aquí la orden del señor presidente, así que hasta que eso ocurra prefiero creer que es mentira, porque me da vergüenza como ecuatoriano, me da vergüenza mi patria, la bandera hecha un trapo”, contó.
También comentó Glas que dentro del vehículo en el cual lo sacaron del local diplomático iba en el piso con una bota encima del cuello y con las manos hacia atrás.
En cuanto al asilo político que le otorgó el gobierno mexicano, expresó su agradecimiento al mandatario Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que la semana pasado no logró tomar rumbo al país norteamericano.
Para Glas, el asilo que le otorgó López Obrador es “el reconocimiento como perseguido político”, un título que el exvicepresidente sostiene para pedir por su inocencia en los procesos penales en su contra. Antes de que la administración de López Obrador le otorgase el asilo, Glas tenía una orden de detención para su reingreso en prisión por el caso de la reconstrucción de la provincia de Manabí, el que está imputado por presunto peculado (malversación de fondos públicos).
Asimismo, tenía pendiente regresar a prisión para terminar de cumplir una pena de ocho años de cárcel por dos condenas, una por cohecho en el caso Sobornos, otra por asociación ilícita, en el caso Odebrecht.
“Más temprano que tarde se hará justicia en esto. Pido que (mi detención) se retrotaiga al estado anterior de toda esta tortura, esta humillación. He sido recluido tres veces en la cárcel. Ya basta. Por último, mándenme a matar, busquen otra forma. No sean tan descarados”, dijo Glas, que ya estuvo en la cárcel entre 2017 y 2022, y que salió en libertad bajo una polémica resolución judicial de medidas cautelares. (DIARIO CORREO)
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