Diagnóstico: Atrofia de raciocinio inducida por ají con mote
1. Deterioro cognitivo progresivo:
Estudios clínicos revelan que el borrego lanudo sufre una severa degeneración del pensamiento crítico, reemplazado por un sistema de creencias fijas donde todo se resuelve con una sola frase: “¡Todo era mejor con Correa!”. Esta simplificación mental se cataloga como síndrome de simplismo populista agudo, con pérdida irreversible de neuronas al primer jingle revolucionario.
2. Dieta mental altamente tóxica:
Este espécimen consume a diario una mezcla de discursos autoritarios, victimismo de masas y el ya famoso ají con mote: potaje correísta hecho con resentimiento molido, nostalgia de caudillo y salsa de excusas.
Y lo peor es que cada cucharada le incrementa la cojudez.
Una cucharada y empieza a citar a Correa como si fuera evangelio.
Dos cucharadas y grita “¡fraude!” aunque no haya votado.
Tres cucharadas y empieza a soñar con Venezuela como la tierra prometida.
Sí, con inflación, hambre, represión y culto al líder incluido. Pero para él, es el paraíso bolivariano.
3. Comportamiento de rebaño extremo:
El borrego militante no piensa: copia.
No analiza: reacciona.
Está programado para obedecer sin cuestionar.
Si el pastor dice “al ataque”, él pregunta si hay pancartas listas.
Tiene reflejo condicionado tipo lorito con megáfono y cerebro en modo avión.
4. Rechazo total de la realidad objetiva:
Ante datos, evidencias, juicios y videos, su sistema entra en modo pánico.
Activa su defensa favorita: “Eso es persecución política”,
aunque el caso lo haya armado un fiscal sueco con subtítulos.
Sufre de ceguera fanática bilateral y sordera selectiva de argumentos.
Y lo peor, su reacción es idéntica a la del clásico cachudo enamorado:
Aunque le pongas todas las pruebas encima de la mesa —audios, testigos, sentencias, transferencias—,
él responde con ternura lanuda:
“La gente es envidiosa, están en contra de nuestro amor.”
Así, con voz temblorosa… y con el corazoncito revolucionario lleno de ilusiones.
5. Reacciones democráticas disfuncionales:
Cuando pierde: “¡Hubo fraude!”
Cuando gana: “¡Hasta la victoria siempre!” (frase de Eloy Alfaro)
Cuando empatan: “¡Golpe blando, traición, ley mordaza!”
Diagnóstico: esquizofrenia electoral populista, con brotes cada cuatro años y recaídas mensuales en Twitter.
Conclusión técnica-popular:
El borrego lanudo militante está grave.
Su consumo de ají con mote le ha dejado el pensamiento en estado vegetal con discurso recalentado.
Cada cucharada adicional no solo lo enloquece, sino que lo lleva directo a una fantasía caribeña con Maduro como guía turístico.
Tratamiento urgente:
Desintoxicación mediática,
Lectura crítica en dosis bajas,
Bloqueo temporal de TikTok político,
Y suspensión inmediata del ají con mote.
Porque el problema no es que valen…
¡el problema es que creen que están pensando!
Síndrome crónico, desenlace en ideotez, esquizofrenia alucinan tienen el cerebro en blanco, es decir no piensan.
NO SE PUEDE CURAR SOLO SE LOS CONTROLA CON COCA…….COLA Y SÁNDUCHE
Tomado de ECUADOR ETERNO
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