La actriz ganadora del Oscar Jamie Lee Curtis confesó que una cirugía estética realizada hace décadas, motivada por un comentario hiriente durante el rodaje de Perfect en 1985, marcó su vida al conducirla a una adicción al analgésico Vicodin. La intervención, que buscaba corregir la apariencia de sus ojos, no solo no cumplió sus expectativas, sino que desencadenó años de lucha personal. Ahora, con 25 años de sobriedad, Curtis aboga por aceptar el envejecimiento natural y critica la obsesión actual por los procedimientos estéticos.
El incidente ocurrió cuando Curtis, entonces de 25 años y al inicio de su carrera, protagonizaba Perfect junto a John Travolta, interpretando a la instructora de aeróbicos Jessie Wilson. Durante la filmación, el director de fotografía, Gordon Willis, comentó despectivamente sobre sus ojos, señalando que estaban hinchados y que no podía rodar ese día. “Me dijo: ‘Sí, no le voy a disparar hoy. Tiene ojeras’”, recordó Curtis en una entrevista con The New Yorker en 2019, citada por New York Post. Avergonzada, la actriz decidió someterse a una cirugía plástica en los ojos al finalizar la película.
Consecuencias de la cirugía
La operación, lejos de resolver sus inseguridades, tuvo un impacto negativo. “Probé la cirugía plástica y no funcionó. Me volvió adicta a la Vicodina”, admitió Curtis en un episodio de 60 Minutes. La actriz describió la sensación de tomar el analgésico como “un baño caliente de opiáceos”, una experiencia que persiguió durante años. Esta dependencia marcó un período difícil en su vida, del que logró salir tras un proceso de recuperación que la mantiene sobria desde hace 25 años.
Curtis ha sido abierta sobre las lecciones aprendidas. “Una vez que te metes con tu rostro, no puedes recuperarlo”, afirmó, reflexionando sobre los riesgos de los procedimientos estéticos. La actriz, hoy de 66 años, defiende el envejecimiento con dignidad y anima a las personas a aceptarse en cada etapa de la vida. “Hay que amarse a sí misma”, subrayó.
Crítica a la cultura de la apariencia
La ganadora del Oscar también ha expresado su preocupación por la creciente obsesión con la belleza artificial. Según Curtis, los procedimientos estéticos y el uso excesivo de filtros en redes sociales están “acabando con generaciones de belleza”. En un contexto donde las intervenciones cosméticas son cada vez más comunes, la actriz aboga por una aceptación natural de la apariencia, criticando la presión social que lleva a muchas personas a alterar su rostro en busca de estándares irreales.
Jamie Lee Curtis, conocida por películas como Halloween y Everything Everywhere All at Once, ha construido una carrera sólida que trasciende su apariencia. Su Oscar en 2023 por mejor actriz de reparto consolidó su legado en Hollywood. Sin embargo, su historia personal resuena más allá de los premios, al compartir experiencias que conectan con problemas universales como la autoestima y la salud mental.
El caso de Curtis pone en relieve los peligros de la presión estética en la industria del entretenimiento, donde los comentarios despectivos pueden tener consecuencias duraderas. Su mensaje de sobriedad y autoaceptación busca inspirar a quienes enfrentan inseguridades similares, especialmente en una era dominada por la imagen. (EL DIARIO)
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