La hinchazón abdominal, también conocida como distensión abdominal, es una queja recurrente en consultas médicas en todo el mundo. Según estudios publicados entre 2016 y 2021 por revistas como The American Journal of Gastroenterology y Gut, este síntoma afecta a millones de personas debido a causas que van desde intolerancias alimentarias hasta trastornos intestinales funcionales.
Intolerancias alimentarias: una causa frecuente
La malabsorción de lactosa y la sensibilidad al gluten están entre los principales factores que provocan inflamación abdominal. De acuerdo con un estudio de The American Journal of Gastroenterology (2018), hasta un 20% de la población puede experimentar síntomas como gases, dolor e hinchazón tras ingerir productos lácteos.
En casos de enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca, el sistema digestivo responde de forma adversa al gluten, generando inflamación y malestar. Según el Dr. Alessio Fasano, investigador de la Universidad de Harvard, “la fermentación intestinal de carbohidratos mal digeridos es la base del problema”. Para controlarlo, se recomiendan dietas supervisadas por especialistas.
Trastornos funcionales: síndrome del intestino irritable
El síndrome del intestino irritable (SII) afecta entre el 10 y 15% de la población mundial, según la World Gastroenterology Organisation. Este trastorno funcional se asocia con dolor abdominal, alteraciones en la frecuencia intestinal y distensión persistente.
Investigaciones de la revista Gut (2019) explican que la hinchazón se debe a una hipersensibilidad visceral y a desequilibrios en la microbiota intestinal. La gastroenteróloga Lin Chang, de la Universidad de California (UCLA), señala que el tratamiento incluye la dieta baja en FODMAPs y estrategias de manejo del estrés, que reducen significativamente los síntomas.
Sobrecrecimiento bacteriano y gases intestinales
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) ocurre cuando bacterias del colon colonizan partes del intestino delgado, generando fermentación y gases. Un metaanálisis en Clinical Gastroenterology and Hepatology (2020) indicó que el SIBO está presente en hasta el 78% de los pacientes con hinchazón crónica.
Los factores de riesgo incluyen el uso prolongado de inhibidores de ácido gástrico y cirugías abdominales. Las pruebas de aliento para hidrógeno y metano permiten confirmar el diagnóstico, y el tratamiento suele implicar antibióticos específicos o probióticos personalizados.
Aerofagia y fermentación de alimentos
La aerofagia, o la ingestión excesiva de aire, es una causa poco reconocida pero frecuente de hinchazón. Según Journal of Neurogastroenterology and Motility (2017), comer rápido, hablar mientras se mastica o beber con pajita contribuye al exceso de gas en el sistema digestivo.
Además, alimentos como legumbres, coles y bebidas carbonatadas generan gases por su alta fermentación. Reducir estos hábitos puede aliviar los síntomas. “Comer despacio y evitar chicles o bebidas gaseosas son medidas efectivas”, recomienda la doctora Chang.
Estreñimiento crónico y tránsito intestinal lento causan la hinchazón abdominal
El estreñimiento crónico, caracterizado por evacuaciones poco frecuentes o difíciles, es otro factor asociado a la inflamación abdominal. Alimentary Pharmacology & Therapeutics (2016) describe cómo la retención fecal favorece la fermentación bacteriana y, por ende, la distensión del abdomen.
Este problema suele estar relacionado con una dieta baja en fibra, falta de ejercicio o deshidratación. Los expertos recomiendan aumentar la ingesta de fibra soluble, mantenerse hidratado y realizar actividad física regular para mejorar el tránsito intestinal.
Evaluación médica y estrategias preventivas
Aunque muchas causas de la hinchazón abdominal son benignas, también puede ser un signo de condiciones más graves como obstrucción intestinal, enfermedad inflamatoria intestinal o cáncer de ovario. Por ello, se aconseja buscar atención médica si la hinchazón es persistente, dolorosa o se acompaña de síntomas como pérdida de peso inexplicada.
Llevar un registro de alimentos y síntomas, practicar técnicas de relajación y consultar con un gastroenterólogo son pasos recomendados. Con un enfoque diagnóstico preciso y cambios sostenibles en el estilo de vida, es posible reducir los episodios de distensión abdominal. (EL DIARIO)
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