Antes de convertirse en una de las actrices más queridas y respetadas de Hollywood, Sandra Bullock supo lo que significaba enfrentarse al mundo desde abajo.
A finales de los años 80, su nombre todavía no estaba en las marquesinas, ni era sinónimo de éxito taquillero, ni mucho menos se relacionaba con premios Oscar. Era, más bien, una joven con grandes aspiraciones, talento innato, una ética de trabajo férrea.
La arista, nacida en Arlington, Virginia, se trasladó a Nueva York con la firme intención de convertirse en actriz. Como muchas otras jóvenes con los mismos sueños, se enfrentó a una ciudad implacable que exigía mucho más que pasión.
Para mantenerse mientras tomaba clases de interpretación, asumió uno de los trabajos más duros pero formativos: el de camarera.Sandra Bullock fue mesera antes de entrar a la industria del cine. ( REUTERS/Mario Anzuoni)
Es así que lo que hace especialmente interesante la trayectoria de Sandra Bullock no es solo su éxito, sino la forma en la que lo alcanzó.
Su paso por el servicio al cliente no fue una etapa que quisiera borrar o minimizar, sino una experiencia que abrazó como parte esencial de su carácter.
Durante una entrevista en enero de 2023 para CBS Sunday Morning, la estrella de Hollywood recordó con una mezcla de orgullo y humor lo que esos años sirviendo mesas significaron en su vida.
“El precursor de la actuación es trabajar como camarera. Creo que todo el mundo debería hacerlo alguna vez en la vida. Si sabes cómo manejar a gente borracha siendo camarera, puedes hacer cualquier cosa”, afirmó sin titubear.
De acuerdo con la protagonista de Miss Simpatía, este trabajo de camarera no solo le permitía pagar el alquiler y las clases de teatro, sino que también le enseñó herramientas que más adelante serían vitales para su carrera: paciencia, agilidad mental, manejo de crisis y una gran capacidad de observación.Sandra Bullock admitió que servir mesas le ayudó a desarrollar habilidades necesarias para la actuación. (REUTERS/Tom Nicholson)
“Si sabes cómo manejar los ocho pedidos de las seis mesas más importantes, el pico de afluencia del ‘happy hour’, y puedes hacer todo eso sin apuntarte nada, recordándolo todo y evitando caer en todas las trampas de los clientes… una vez que hayas logrado mantener ese tipo de ritmo, honestamente siento que puedes hacer cualquier tipo de cosa”, señaló.
Aquel ritmo frenético que dominó en sus años como camarera se tradujo después en la precisión con la que manejó sus personajes.
La habilidad para leer a los clientes y anticiparse a sus necesidades encontró un paralelo en su capacidad actoral para comprender a los personajes, responder a sus compañeros de escena y sostener la atención del público.
En cada entrevista en la que recuerda esos años, Sandra Bullock deja entrever que esa etapa no fue simplemente un “trabajo temporal”, sino una especie de escuela para la vida.Para Sandra Bullock si puedes ser camarera, lograrás cualquier cosa que te propongas. (REUTERS/Mario Anzuoni)
“Si puedes servir mesas con una sonrisa cuando estás agotada, si puedes mantenerte en pie cuando te menosprecian o te ignoran, entonces puedes hacerlo todo”, expresó.
De servir mesas a la gran pantalla
Mientras trabajaba largas jornadas en bares y restaurantes de Nueva York, Sandra Bullock contó que comenzaba a dar sus primeros pasos frente a las cámaras.
Su debut cinematográfico llegó en 1987 con En la cuerda floja (Hangmen en su idioma original), un thriller de acción de bajo presupuesto dirigido por J. Christian Ingvordsen. Aunque la película no tuvo repercusión comercial ni crítica, para Bullock representó una puerta de entrada al ansiado Hollywood.Sandra Bulock debutó en el cine con la cinta “Hangmen”. (Escena de “Hangmen”)
Durante los años siguientes, la joven actriz encadenó papeles pequeños pero significativos. Participó en títulos como Mi novio quiere ser millonario y Vaya par de amigos, ambas de 1993, donde su carisma natural comenzaba a destacar por encima de los limitados guiones.
Aunque ninguno de estos filmes la catapultó directamente al estrellato, sí fueron fundamentales para construir una base sólida y mostrar su versatilidad frente a la cámara.
Ese mismo año, Sandra tuvo la oportunidad de formar parte del elenco de Demolition Man, una película de acción futurista donde compartió escenas con Sylvester Stallone y Wesley Snipes. Aunque el género era muy distinto al que más tarde dominaría, el filme tuvo éxito comercial y le permitió ganar visibilidad en la industria.
Pero su verdadero punto de inflexión llegó en 1994 con Máxima velocidad, dirigida por Jan de Bont. En este trepidante thriller, la famosa interpretó a Annie Porter, una pasajera que se ve forzada a conducir un autobús que no puede bajar de cierta velocidad bajo amenaza de explotar.Sandra Bullock alcanzó la fama con protagónico en “Maxima velocidad” (The Grosby Group)
La tensión, el ritmo vertiginoso del filme y, sobre todo, la química entre ella y Keanu Reeves, convirtieron la película en un éxito mundial. Años más tarde, Sandra confesó que desarrolló sentimientos por Reeves durante el rodaje, aunque nunca fueron expresados. Lo describió como un caballero, un colega respetuoso y alguien cuya compañía disfrutó plenamente en el set.
La consagración de una estrella
Tras el éxito de Speed, Sandra Bullock se consolidó como una actriz capaz de liderar películas tanto de acción como de comedia. Su versatilidad se vio reflejada en producciones como Miss Simpatía (2000), donde demostró su talento para el humor sin perder profundidad emocional. Sin embargo, fue en el drama donde logró sus mayores reconocimientos.
En 2004, formó parte del elenco de Crash (Colisión), una película coral que abordaba temas como el racismo y los prejuicios sociales. Su actuación fue elogiada por la crítica, aunque el papel más importante de su carrera llegaría cinco años después.
En Un sueño posible (2009), la actriz interpretó a Leigh Anne Tuohy, una mujer de fuerte carácter que acoge a un joven sin hogar y lo ayuda a convertirse en jugador profesional de fútbol americano. Esta interpretación le valió el Oscar como Mejor Actriz.
No sería su única incursión en el drama de alto impacto. En 2013 volvió a ser nominada al Oscar por su papel en Gravity, dirigida por Alfonso Cuarón.Sandra Bullock ganó su primer Premio Oscar en 2010. (REUTERS)
Allí interpretó a una astronauta atrapada en el espacio, y su actuación, prácticamente en solitario durante gran parte del filme, fue considerada una muestra de su madurez artística y su capacidad para sostener por sí sola el peso emocional de una película.
Hoy, Sandra Bullock es una de las actrices más queridas del cine estadounidense, con una carrera que ha sabido combinar éxito comercial y reconocimiento crítico. Pero más allá de la estatuilla dorada o los millones en taquilla, su historia es la de una mujer que nunca olvidó de dónde venía. Y que, tal como demostró en sus años como camarera, supo atender la vida con entrega, rapidez y una sonrisa genuina. (VIRGINIA GARCIA – INFOBAE)
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