Una iniciativa solidaria se ha convertido en una autentica pesadilla para Estíbaliz Kortazar, una vecina de Basauri que lleva casi un año luchando por recuperar su casa. La mujer alquiló una de las habitaciones de la vivienda a un hombre que conoció a través de una asociación de ayuda a personas sin hogar. Y, aunque en un principio todo iba bien, las cosas empezaron a torcerse hasta el punto de tener que huir de su propia casa para no tener que seguir conviviendo con su inquiokupa. “Es un psicópata que me ha destrozado la vida”, cuenta desesperada a 20minutos.
Estíbaliz compró su casa hace apenas cuatro años y decidió poner una de las habitación en alquiler. Por ella, pasaron diferentes inquilinos con los que nunca tuvo ningún problema. Sin embargo, todo cambió hace un año y medio. “Conocí a este hombre a finales de 2023 en la asociación donde soy voluntaria y se ofreció a pagarme 350 euros mensuales de alquiler“, recuerda la mujer, que aceptó y en enero de 2024 formalizó el contrato. No era un arrendamiento al uso, sino un acuerdo de relación familiar por la convivencia en la misma vivienda.
De pagar el alquiler a convertirse en inquiokupa
El hombre, extranjero de 48 años, pagó la renta sin problema durante el primer año. Incluso abonó el mes de enero de 2025, aunque el contrato de alquiler había finalizado el 31 de diciembre. A partir de febrero, dejó de hacer el ingreso mensual. Pero los problemas empezaron mucho antes, en julio de 2024. La convivencia con él se volvió insoportable. “Hacía cosas muy raras”, cuenta Estíbaliz, que recuerda que durante los primeros meses llevaba las ollas con la comida a la habitación. “Me decía que eran sus costumbres, pero yo me quedaba sin cacerolas para cocinar”, añade.
No limpiaba ni su habitación ni las zonas comunes. Además, mientras Estíbaliz daba clases online, subía el volumen de la televisión o cantaba para molestarla. “Ponía la televisión a medianoche para que no pudiese dormir”, relata la mujer. También rompió el mobiliario de la vivienda y le robó a su casera. Pero eso no se queda ahí. La situación fue empeorando con el paso del tiempo. Los gastos de los suministros comenzaron a subir notablemente. “Estoy pagando facturas de la luz de más de 200 euros”, explica la mujer, que considera que su intención es arruinarla.
El inquiokupa cambió la cerradura de la vivienda. “Me dijo que me daba las llaves si yo le daba las del portal, que las había perdido”, cuenta Estíbaliz, que se negó en todo momento. “Él manipulaba la cerradura para que la puerta se quedara abierta y así poder entrar y salir a su antojo”, explica. Ante esta situación, recurrió a la policía, que le dijo que la única solución era “poner una denuncia cada día”. “No me pareció una buena sugerencia”, reconoce la vizcaína.
También se volvió agresivo. “Me llama ‘perra sucia’ y ‘puta'”, cuenta Estíbaliz, que se vio obligada a recurrir a varias personas —desde amigos hasta profesionales— para intentar que se fuera de la vivienda. “Un trabajador social me dijo que si encontraba otra habitación le daba 125 euros para el alquiler“, explica la mujer, que asegura que el hombre le ha dicho “que está buscando, pero lleva siete meses así”. Además, no trabaja. “Se dedica a hacer cursos. Acaba uno y se apunta a otro”, cuenta.
Una orden de desahucio paralizada
Ante la negativa del hombre de abandonar la vivienda, Estíbaliz tuvo que esperar a la finalización del contrato, el 31 de diciembre de 2024. Un mes antes, en noviembre, le mandó un burofax informándole de que no le iba a renovar. De nuevo, el inquilino hizo caso omiso. En enero decidió presentar una denuncia y en marzo recibió la orden de desahucio. Sin embargo, debido al decreto 11/2020 de 31 de marzo, no se pudo llevar a cabo. En su artículo 1 establece que quedan suspendido el procedimiento de desahucio hasta el 31 de diciembre de 2025.
Estíbaliz, que tuvo que convivir con su inquiokupa durante casi un año, decidió ser ella quien abandonase la vivienda. “Ya no podía más”, dice. El pasado mes de junio se mudó a casa de su hermano por miedo. Además, está de baja y acude al psicólogo por toda esta situación. “Es un psicópata y su único objetivo es fastidiarme la vida“, reconoce. Teme que le pueda hacer algo. “Es una persona que psicológicamente no está bien”, asegura la vizcaína, que cree que “aunque hasta ahora no me haya hecho nada, puede hacerlo en un futuro”.
Una petición para agilizar el proceso de desahucio
A pesar de las denuncias interpuestas, Estíbaliz no recibe ningún tipo de solución o ayuda. “La ley protege más a los okupas. A los dueños de los pisos nos dejan en el limbo”, asegura enfadada por la falta de apoyos por parte de la administración. “La justicia y la policía me obliga a vivir con una persona agresiva”, dice. Y lo que le preocupa no son los más de 2.100 euros que le debe de alquiler. “No me sobra el dinero, pero lo único que pido es que se vaya de mi casa“, aclara la mujer.
Estíbaliz, que se encuentra en una situación desesperada, ha decidido lanzar una petición a través de Change.org para pedir justicia. “Firma para pedir que se agilicen ya los procesos para poder echar de tu casa a un inquilino que no paga”, dice su mensaje, que ya cuenta con el apoyo de más de 27.000 personas. Su intención es recuperar su casa antes de que se acabe el verano.
Fuente: 20minutos.es
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