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El Arzobispado de Burgos toma el control del convento de las monjas clarisas y echará del recinto a Pablo de Rojas

El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha asumido el control de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio, que forman parte de la comunidad de religiosas clarisas que el pasado día 13 anunciaron su salida de la Iglesia católica.

Además, ha requerido al falso obispo excomulgado, Pablo de Rojas; al portavoz de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, José Ceacero, y a cualquier persona vinculada a ellos que abandonen el convento de Belorado, en el que se encuentran desde el anuncio del cisma.

La Santa Sede ha nombrado a Iceta comisario pontificio, lo que supone otorgarle poder total sobre los monasterios, en la toma de decisiones tanto administrativas y de vida religiosa como patrimoniales, incluida la representación legal en el ámbito civil, ha explicado el arzobispo en una rueda de prensa en la sede del Arzobispado de Burgos.

El nombramiento ha sido comunicado a la comunidad de clarisas a través del envío, este martes por la tarde, de un burofax a sor Isabel. La superiora ha sido madre abadesa durante los últimos 12 años, aunque precisamente este 29 de mayo se ha terminado su mandato sin posibilidad de quedarse en el cargo, al haber completado el máximo de años posibles y agotado todas las vías para mantenerlo. Así, durante la última elección del puesto, incluso necesitó el permiso especial de Roma para continuar como abadesa.

“Efecto inmediato”

La toma de control por parte de Mario Iceta tiene “efectos inmediatos” y, con la colaboración de despachos profesionales de servicios jurídicos, en materia civil, fiscal y penal, el Arzobispado irá tomando las medidas oportunas para conseguir la salida de Pablo de Rojas y José Ceacero, así como para proteger a la comunidad de religiosas y el patrimonio vinculado. “A las dos personas que no pertenecen a la Iglesia hay que recordarles que están un recinto católico”, ha recordado el comisario, incidiendo en que usarán cualquier vía para asegurar su partida, aunque espera que “sea siempre de acuerdo, de consenso y al sentido común”.

La pretensión del Arzobispado, por otro lado, es que “una vez pasado un tiempo prudencial, de modo personal, se requerirá a cada una de las hermanas que expresen su voluntad de continuar o no en la Iglesia Católica”. Así lo ha expresado el comunicado remitido por la Archidiócesis, en el que se asegura que si las religiosas renuncian, “las situaría por decisión libre y personal al margen de la comunión eclesial”. 

El prelado burgalés ha aseverado que lo que más le “ocupa y preocupa” es la situación de las monjas, con las que quisiera ser “muy delicado”, y que el objetivo es que “reconsideren su decisión y encuentren el camino de vuelta a casa”. En caso de abandonar la Iglesia, sin necesidad de un juicio canónico, se abriría un procedimiento que acabaría con la excomunión de las religiosas y su expulsión de la vida consagrada. No obstante, Iceta confía “vivamente en que no sea necesario llegar a ese extremo”. 

Fuente: 20minutos.es

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