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El vergonzoso lavado de manos del gobierno de México tras la muerte de una niña en el IMSS

En su discurso de todos los días el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) frecuentemente culpa al pasado de lo que ocurre en el presente, dice que los de antes dejaron un desastre que afecta las “soluciones” que su gobierno desea instrumentar. La fórmula es empleada con énfasis cuando sucede una desgracia, entonces se responsabiliza a las empresas contratadas para realizar las obras. Fue el caso cuando se derrumbó la línea 12 del Metro de la CDMX. Fallecieron 26 personas y más de 100 resultaron heridas. Los responsables de la tragedia, se dijo, fueron los constructores. De los muertos sólo el sepulcral silencio. Nadie responsable.

Para el gobierno de la 4T, culpar a los otros parece la fórmula para evadir la responsabilidad propia. Su aplicación se extendió. Una niña de seis años fue ingresada el 9 de julio al Hospital Regional de Zona 18 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Playa del Carmen, QR, para que la atendieran por dengue. Al día siguiente, por la noche, el camillero Víctor F. la trasladaba a un piso superior. Introdujo la camilla en el elevador y éste inició el ascenso sin que fuera accionado el botón correspondiente. Con la niña acostada, la mitad de la camilla quedó afuera. Relatan los testigos que el camillero intentó detener el ascensor, pero este continuó subiendo, quedando prensada, lo que ocasionó su muerte.

La muerte de una niña de seis años por causa de un accidente en las instalaciones del Seguro Social configura una tragedia para su familia. La seguridad de todos los que están al interior de sus edificios es responsabilidad de la institución. No obstante, el delegado del IMSS, en QR, Enrique Ureña Bogarin, de inmediato deslindó la responsabilidad institucional, apuntando hacia la empresa Soluciones Integrales de Transportación Vertical en México, S. A. (Sitravem) contratada para dar mantenimiento a los elevadores, que según informó, habían sido reportados por su mal funcionamiento, por lo que acudieron los técnicos para dar servicio y cuando se retiraron no dejaron indicaciones o algún aviso que advirtiera el mal funcionamiento del elevador.

Los padres de la niña presentaron una denuncia contra quien o quienes resulten responsables de la muerte de su hija, ante la Fiscalía General del Estado. La autoridad judicial detuvo al camillero Víctor F. lo acusó por homicidio culposo e inició una investigación para esclarecer la muerte de la menor.

El director general del IMSS, Zoé Robledo, mediante un comunicado de prensa, lamentó la muerte de la niña e informó que instruyó a sus subordinados para que realicen una investigación para llegar al fondo de los hechos. Aseguró que los resultados de la investigación serán transparentes.

El modelo para evadir la responsabilidad propia está planteado. Culpar a los otros. En este caso el IMSS tiene a dos potenciales sujetos para expiar su pecado por omisión. La empresa Sitravem, contratada para dar mantenimiento a los elevadores de su hospital en Playa del Carmen, que también tiene contratos similares con el Instituto de Salud del Estado de México y con el Metro de la Ciudad de México. El otro “culpable” es el camillero, la parte más delgada de la cuerda, en realidad la otra víctima, señalado como si él hubiera tenido la intención de meter a la niña al elevador que la mató, bajo el falso supuesto de que estaba obligado a saber que el elevador no funcionaba.

No asumir la responsabilidad propia y desplazarla hacia otros es un signo de inmadurez, también de cobardía. Murió una niña de seis años y Zoé Robledo, director general del IMSS, sólo dice que estos “hechos no debieron ni deberán volver a suceder. La familia tiene y tendrá nuestro completo acompañamiento y apoyo durante este proceso”. No es suficiente.

La muerte acompaña a este gobierno. Cientos de miles. Los de la pandemia y la negligencia. Los de la violencia producto de la omisión cómplice. Los de la falta de medicamentos y los que fallecieron por que no dan mantenimiento a las instalaciones a su cargo. Como el Metro de la CDMX y ahora sabemos que también el IMSS. Nadie se hace cargo de los que ya no están. No pide perdón quien lo exige afuera.

Un comunicado de prensa no alcanza, pero si enseña incompetencia, indolencia y falta de empatía hacia los que debería de proteger. Una niña murió en las instalaciones del IMSS y nadie va a renunciar por la negligencia institucional de no supervisar a los proveedores. Con una tarjeta informativa se quieren lavar las manos. Si leemos con atención su comunicado podremos ver el mensaje que algo está muy podrido allí dentro. Todavía estamos lejos de Dinamarca. Al final del camino el abuso en la palabra crea un significado contrario. El discurso pierde credibilidad. En este caso destaca el silencio de Ya Sabes Quien.

Fuente: Yahoo en Español

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