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Obligados a convivir: la controvertida propuesta de ley australiana que exige pasar tres horas diarias con tu perro

Una propuesta legislativa en el Territorio de la Capital Australiana (ACT) ha abierto un encendido debate sobre qué significa realmente cuidar de un perro. El borrador del nuevo Código de Bienestar Animal plantea, entre otras medidas, la obligatoriedad de que los titulares caninos pasen al menos tres horas al día con sus animales, como forma de garantizar un mínimo de contacto humano diario. La medida, que estará en fase de consulta pública hasta el próximo 22 de agosto, ha desatado una oleada de opiniones encontradas.

Desde las autoridades del ACT se defiende que la norma parte de que los perros son animales sociales y sintientes que necesitan interacción regular con sus humanos para mantener su equilibrio emocional y cognitivo. La región ya fue pionera en 2019 al reconocer legalmente la sintiencia animal, y esta nueva iniciativa busca traducir ese reconocimiento en estándares concretos. La propuesta no se limita a las horas de convivencia y también plantea otras restricciones aún legales en el país oceánico como la cirugía de desvocalización (extirpación de las cuerdas vocales caninas) y recomendaciones contra el uso de correas extensibles.

La medida aún se encuentra en fase de exposición pública y podrá recibir comentarios hasta el 22 de agosto, pero ya ha generado un intenso debate sobre la viabilidad de su aplicación, los mecanismos de control y el verdadero compromiso social con el bienestar animal. Mientras algunos sectores consideran que se trata de un avance legislativo pionero, otros lo ven como un exceso burocrático en un momento de crisis económica y social.

Perros jugando.

Avance o injerencia

Los detractores de la medida cuestionan tanto su viabilidad práctica como su capacidad real de garantizar bienestar. ¿Cómo se mide el ‘contacto humano’? ¿Basta con que el perro esté en la misma habitación? ¿O es necesario jugar, hablar o pasear con él? ¿Quién se encargará de fiscalizar el cumplimiento? Voces críticas califican la propuesta de “ocurrencia desconectada de la realidad”. Otros, directamente, la ven como una distracción política ante problemas sociales más urgentes.

Desde la RSPCA (Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales) de Australia, la principal organización protectora de animales de la región, respalda la iniciativa. “Los perros son animales profundamente sociales, sienten emociones y necesitan estímulos mentales además de comida y techo”, ha recordado su portavoz, Rhiannon Kwateng, en declaraciones a la prensa. Desde su punto de vista, el cambio legal podría suponer un avance significativo en la defensa de los derechos de los animales y en la promoción de una tenencia responsable más comprometida.

Los estudios respaldan esa necesidad. Diversas investigaciones han demostrado que la falta de interacción prolongada genera problemas de comportamiento, ansiedad y frustración en perros que viven solos durante buena parte del día. El aislamiento social prolongado, además de dañar su bienestar emocional, puede traducirse en ladridos excesivos, destructividad o apatía por lo que, desde una mirada etológica, la vida del perro doméstico gira en torno a sus vínculos, especialmente con sus humanos de referencia, y privarle de ese contacto puede convertirse en una forma de sufrimiento.

Aunque la medida australiana no deja de ser, por ahora, una propuesta abierta a revisión, su mero planteamiento pone el foco en una pregunta incómoda: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a adaptar nuestras rutinas para responder a las verdaderas necesidades emocionales de los perros?

Fuente: 20minutos.es