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Naufragio y pedidos de ayuda exponen abusos en barcos pesqueros chinos

El mensaje dentro de una botella plástica que halló una mujer en la playa de Portezuelo del departamento de Maldonado, en Uruguay, contenía un mensaje tan perturbador que alarmó a las autoridades y posteriormente retumbó en los medios de comunicación. En idioma mandarín se leía un pedido de auxilio de un hombre esclavo en un barco pesquero, los mismos que rodean las aguas de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de países sudamericanos, depredando especies debido a la caza indiscriminada y evadiendo normas marítimas.

“Hola, soy tripulante del buque Lu Qing Yuan Yu 765. Me encerraron en la compañía. Cuando veas este papel, ¡por favor ayúdame a llamar a la policía! ¡Socorro, socorro!”, decía el mensaje que fue difundido por Milko Schvartzman, especialista en conservación marina, pesca ilegal y lo relativo a derechos humanos en barcos pesqueros. Además, indicó que al 1 de julio esa embarcación de bandera china se encontraba “en radar frente al puerto de Montevideo”.

Podría tratarse de un hecho aislado si no hubieran tantos precedentes de barcos pesqueros chinos amenazando aguas de países como Argentina, Uruguay, Perú, Chile y Ecuador. Recorren los océanos del mundo abasteciéndose de especies como el calamar. Y si la biodiversidad sufre, peor aún son las condiciones que padecen quienes forman parte de la mano de obra.

Evacuación de tripulante chino

Aparte de la mencionada nota de auxilio, otro caso ocurrió casi en paralelo. La Armada uruguaya rescató a un tripulante del carguero chino “Sumatera Express” debido a un “traumatismo de cráneo” y posteriores convulsiones. El organismo publicó videos del rescate y su traslado en helicóptero, luego de que desde la embarcación pidieran asistencia médica al Centro de Coordinación de Búsqueda y Salvamento Marítimo (MRCC).

“El buque se encontraba a casi 2000 kilómetros de la costa, hasta donde llegó el Rou 04 Artigas, para que personal médico abordara el buque para realizar los primeros auxilios administrando medicamentos”, indicó el reporte oficial. Se desconoce el estado de salud del hombre luego de salir de esa embarcación. Otra prueba del horror que se vive a bordo.

A pesar del anonimato que pretenden estas flotas, cada vez salen a la luz más casos de abusos. Solo en mayo pasado se comprobó que los barcos piratas chinos decidieron tocar tierra con menos frecuencia si se encontraban cerca de las costas peruanas porque este país aprobó leyes sobre sistemas de monitoreo. Y como las embarcaciones no están interesadas en ser rastreadas, prefieren extender hasta por dos años su tiempo navegando, allí es cuando llegan pedidos de auxilio. En el año 2021 se supo de un tripulante que gritó “¡Quiero irme a casa!” desde al Chang Tai 802 que navegaba por el Pacífico.

Naufragio con 39 desaparecidos

Hay poca respuesta de parte de los gobiernos e incluso “complicidad”, según una entrevista que Milko Schvartzman dio a Infobae porque al menos “el Estado uruguayo se ve beneficiado por las actividades ilícitas de estas embarcaciones”. Sumado a eso, está que más allá de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) de cada país no hay jurisdicción ni leyes claras, por ende los barcos piratas aprovechan para pescar y abusar de los derechos de los trabajadores.

Los tripulantes suben a las embarcaciones con promesas de sueldos que nunca llegan y sometidos a condiciones precarias de alimentación y ningún tipo de higiene. Otras víctimas del triste escenario fueron quienes naufragaron en mayo de este año en el océano Índico. Era un barco pesquero chino que se hundió, dejando 39 desaparecidos. Según la Televisión Central de China (CCTV) eran 17 personas de este país, 17 de Indonesia y cinco de Filipinas. Sin embargo, desde el régimen comunista de Xi Jinping hicieron un llamado sin demasiada firmeza a “fortalecer aún más la gestión de la seguridad de los barcos pesqueros”.

Reportes dan cuenta de que la flota de barcos pesqueros chinos es la más grande del mundo gracias al apoyo de las agencias estatales. Es un lucrativo negocio que les permite abastecer a su población de mariscos y pescados, así como comercializarlo a otras partes del mundo. No obstante, ocurren tragedias y abusos que evaden la legislación internacional.

Fuente: panampost.com Oriana Rivas