Para los latinos y muchos españoles, la actual izquierda es sinónimo de desastre, miseria, pobreza… y enriquecimiento ilícito.
Todos los gobernantes que operaron ese tipo de regímenes, acumularon dinero robado a los países que gobernaron
Los Castro, sus hijos y parientes compitiendo con el lujo de los millonarios del mundo, con yates, aviones y vida de reyes.
La hija de Chávez heredera de una fortuna inmensa, que le permite comprarse amantes de telenovela; el ministro de petróleo Tarek al Alsami, desviando 21.000 millones de dólares de las ventas petroleras; Maduro y sus secuaces viviendo la regalada vida, mientras los venezolanos están flacos y enfermos, regados por todo el mundo.
Que decir de los Kirchner en Argentina, con anécdotas de una codicia sin límites en el latrocinio, mientras la deuda del país galopa.
O, Correa en Ecuador, que vive sin trabajar, viaja en jet privado, gasta el dinero robado en subversión, conspiraciones y mantiene un grupo de vagos a sueldo para urdir las campañas más perversas que la mente puede concebir!
Han pervertido su concepto de política, como los españoles de Podemos, que mientras acumulan dinero, comenten las peores aberraciones contra su propio país.
No sé escapa de esta percepción de vicio y codicia, AMLO. Andrés Manuel López Obrador, un insultador nato, que asombra con su cinismo a todo México, que niega todas las imputaciones en su contra con tal serenidad, que hasta convence.
Este presidente de izquierda, tampoco se escapa de la percepción de extrema codicia.
El gobierno norteamericano ha estado monitoreando sus relaciones con la tristemente célebre mafia mexicana de los cárteles de la droga que operan en su país, que los propios mexicanos se han encargado de popularizar hasta con películas. Grupos que se imponen con violencia y sangre.
De la investigación realizada han establecido conexiones de emisarios de López Obrador con los capos y de la entrega de dinero de esos capos a sus propios hijos.
Una convivencia del Estado, sus gobernantes y el lucrativo mundo de la droga que se exporta a todo el mundo.
Al parecer, existen videos y pruebas que los investigadores han recopilado, pero no han seguido adelante para evitar incidentes a nivel diplomático.
Sin embargo el periódico New York Times, que tiene interés por el desarrollo noticioso de estás relaciones, decidió a través de una de sus reporteras, pedir al Presidente contestar un cuestionario relacionado con la investigación, seguramente para no dejar de consultar a la fuente, pero en el entendido que ya conocen de antemano las respuestas.
López, contestó con una negativa rotunda en su programa televisado que mantiene a diario.
Este, es un escándalo que se viene, porque la seriedad del rotativo está por medio y si una agencia de gobierno investigó, es porque hay indicios creíbles de una relación incestuosa entre gobierno y mafiosos. Oídos sordos versus dinero sucio. Una solución aceptable en que todos ganan.
Se comenta en México, que López Obrador apoyaba y financiaba a la candidata del correismo para la presidencia, pero no es algo creíble.
En ese convivio se encuentran los delincuentes ecuatorianos que salieron a escondidas del Ecuador, para evitar ser juzgados por sus fechorías.
Y en esas mismas condiciones, conociendo la índole y la manera de actuar de ese grupo de indeseables, se puede colegir que hubo un pacto entre Correa y el Presidente mexicano, para llevar a cabo una operación de extracción de Jorge Glas, al que aceptaron, primero comi huésped, después como sujeto de Asilo diplomático, pese a los reparos de nuestro gobierno relativos a la situación judicial de Glas, con dos sentencias firmes y un nuevo pedido de enjuiciamiento.
Todo el reclamo por la incursión en los predios de la embajada en Quito, todas las argumentaciones relacionadas con la supuesta ni consentida persecución política, caerá, cuando se descubra que López Obrador lo hizo por dinero pagado por Correa para que se convierte esa operación.
Y tiene una clara lógica. Para el gobierno mexicano, Glas es nadie, mientras que para Correa, es el operador de un plan corrupto que sustrajo $30.000 millones en una operación de delincuencia organizada liderada por el presidente de Ecuador, durante diez años de mandato.
Es la suma de la avidez por el dinero y de poder, de estos políticos, que no reparan en exterminar a sus pueblos y hundirlos en la miseria y en el caso mexicano, en la podredumbre del negocio de la droga, que Ecuador se enseña en combatir. (ESTUARDO MELO MORENO)
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