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Exgobernador kirchnerista condenado por abusar sexualmente de su sobrina: ¿Qué dirá el feminismo K?

El que en su momento fue el casi todopoderoso de la provincia de Tucumán (la que gobernó tres veces entre 2003 y 2015, justamente en los años de esplendor del kirchnerismo) escuchó la sentencia del juez con los ojos cerrados, como no queriendo ver la realidad. Su cabeza estaba gacha. Ya no ostentaba la soberbia del mandamás provincial, amigo de la mujer más poderosa del país. Al escuchar al magistrado decir que lo declaraba culpable de abuso sexual y varios hechos “con acceso carnal mediando intimidación” y utilizando su “poder y autoridad”, seguramente José Alperovich hubiese cambiado todo su pasado por el de la vida de una persona normal.

Ya es demasiado tarde para eso. Hoy fue condenado a 16 años de prisión efectiva, lógicamente, con el impedimento de volver a ejercer cargos públicos tanto en lo nacional, provincial y municipal. El juez Ramos Padilla dictaminó que la pena tenga cumplimiento urgente, por lo que ya esta noche comenzará su calvario en la prisión.

Los hechos que se le imputan ocurrieron entre diciembre de 2017 y marzo de 2018. Aunque la causa judicial ya tiene algún tiempo, el feminismo kirchnerista decidió guardar silencio ante la acusación a uno de “los propios”. Lo mismo sucede por estas horas con el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. Cuando el señalado es otro, alcanza con la acusación de la denunciante. Ni siquiera se piden pruebas o condenas para salir a escrachar a los supuestos abusadores. Cuando es del mundo peronista, ni los fallos judiciales parecen generar indignación para las feministas de principios selectivos.

El caso del exgobernador Alperovich es escandaloso y repugnante por donde se le mire. La denunciante, ya oficialmente víctima reconocida por la justicia, es también sobrina del dirigente kirchnerista. Tiene 35 años menos y trabajaba para él en sus campañas políticas. Cuando ocurrieron los hechos, ambos estaban avocados a la campaña que tenía como finalidad conseguir por cuarta vez consecutiva la gobernación.

Denuncias de abuso y largos períodos en el poder: otro denominador común con Espinoza. Vale recordar que el intendente ocupó el cargo casi en simultáneo con Alperovich. El bonaerense lo hizo desde 2005 y se quedó hasta 2015. En el “intervalo” se entretuvo como diputado nacional, pero desde 2019 ocupa nuevamente la jefatura municipal de La Matanza. Por ahora, el feminismo kirchnerista no pide su cabeza.

Según se constató en la causa, los abusos de Alperovich a su sobrina tuvieron lugar en San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, pero también en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el exclusivo barrio de Puerto Madero. Por esos días, el exgobernador ocupaba una banca en el Senado. Durante todo este proceso, la víctima del abuso sexual evidenció un fuerte deterioro físico y emocional. Finalmente, a pesar de las adversidades de enfrentarse al hombre más poderoso de la provincia, decidió denunciarlo.

¿Qué es lo único que alega la defensa del condenado? Que es mentira y todo se trata de una causa armada y política. Pero para la justicia la evidencia es contundente.

Fuente: panampost.com Marcelo Duclos

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