El apuñalamiento masivo ocurrido en un festival de Solingen el pasado viernes, en el que tres personas murieron y otras ocho resultaron heridas, ha vuelto a encender el debate político en Alemania sobre el uso de armas en lugares públicos. El escenario es más complejo, si cabe, ya que el próximo mes el país acogerá elecciones regionales en varios estados federados, donde la ultraderecha parte como favorita.
En los últimos años, Alemania ha experimentado un fuerte aumento de la violencia con cuchillos, lo que ha llevado a muchos políticos a elevar la presión y pedir deportaciones y leyes de armas más estrictas.
Entre los partidarios de prohibir los cuchillos en la vía pública se encuentra la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser. “Queremos una prohibición general de las peligrosas navajas automáticas y presentaremos pronto las enmiendas pertinentes a las leyes de armas”, dijo en una entrevista a la emisora pública ARD el pasado 11 de agosto.
En concreto, Faeser plantea permitir únicamente el porte de cuchillos con hojas de 6 cm de longitud, en lugar de los 12 cm permitidos actualmente, con excepciones únicamente para los cuchillos domésticos en envases cerrados que se acaban de comprar.
Asimismo, la ministra apuesta por crear más zonas libres de armas y, en particular, libres de cuchillos en sus comunidades. “Se están llevando a cabo actos violentos brutales con cuchillos que provocan las peores lesiones o pueden ser mortales”, comentaba tan solo unos días antes del ataque indiscriminado contra los asistentes a un festival en Solingen, un acto terrorista reivindicado por Estado Islámico y cuyo autor fue detenido un día después tras entregarse a la policía.
A raíz de este último atentado, los socios de coalición liberales se han sumado a la propuesta de Faeser. “Hay que endurecer la ley de armas”, declaró también este domingo el vicecanciller y ministro de Economía, el verde Robert Habeck, que señaló que el terrorismo islamista “pone en riesgo nuestra forma de vida”.
Los dieciséis estados alemanes llevan tiempo pidiendo medidas federales más duras para abordar la ola de delitos perpetrados con cuchillos. El país ya ha prohibido la compra o posesión de ciertas armas blancas, como las navajas mariposa, que pueden conllevar una pena de prisión de hasta tres años o una multa. Los llamados cuchillos de una mano, que se pueden abrir fácilmente, y los cuchillos con hojas de 12 cm o más no pueden llevarse fuera de casa o de la propiedad.
La posición del Gobierno federal alemán por endurecer las leyes y los controles sobre las armas llegó poco después de conocerse unas nuevas estadísticas policiales, en las que muestran un aumento interanual de casi el 6% en las agresiones corporales graves con cuchillo, hasta 8.951 casos en 2023 en comparación con 2022, según recoge The Guardian. Por su parte, la policía federal, responsable de la seguridad en aeropuertos y principales estaciones de tren, también informó de un aumento significativo de los ataques con cuchillos en las estaciones y sus alrededores al registrar 430 en los primeros seis meses de este año.
Sin embargo, los datos no dejan de ser controvertidos, ya que la policía solo ha estado recopilando estadísticas de delitos con cuchillos desde 2021, lo que dificulta su comparación a medio y largo plazo. Además, en el cómputo de ataques con cuchillo se incluyen tanto aquellos en los que las víctimas resultaron heridas como las que han sido solo amenazadas.
Piden más deportaciones
La violencia callejera con cuchillos también ha sido empleada como arma política por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), de quien se espera que obtenga buenos resultados en las elecciones del próximo mes. La formación utiliza las cifras publicadas para dar a entender que la “política migratoria” del país es la culpable. “Tenemos un aumento explosivo de la delincuencia extranjera, la delincuencia juvenil y la violencia migratoria, porque tenemos fronteras abiertas“, manifestaba el pasado julio su líder Alice Weidel a la emisora pública ZDF.
También el jefe de la oposición democristiana, Friedrich Merzm es partidario de detener por completo la acogida de refugiados de Siria y de Afganistán. “Los cuchillos no son el problema, sino las personas que andan por ahí con ellos”, denunció tras el ataque de Solingen.
En la misma línea que la oposición conservadora, la colíder del Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, Saskia Esken, se manifestó este domingo a favor de comenzar a deportar a criminales convictos y extremistas islamistas a Siria y a Afganistán, una medida que, sin embargo, es difícil de implementar legalmente.
Fuente: 20minutos.es
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