Hace dos años los hijos de Gerardo Piedra (86) lo dejaron viviendo solo en un cuarto, en la cooperativa Provincias Unidas.
Desde entonces el hombre vive de la caridad de sus vecinos, entre ellos Luis González, quien por su buena voluntad le regala las tres comidas diarias.
“Lo dejaron botado y se olvidaron del señor”, lamenta Luis, quien es un artesano calificado y por ahora está desempleado.
Piedra trabajó durante 22 años como cuidador del predio de un hijastro, quien de un día para otro lo sacó de su trabajo. “Yo tengo testigos de que me sacaron y me botaron la ropa a la basura, me dijeron que me largue y solo me dieron 300 dólares”, recuerda.
“Esa es una traición grande que me hicieron, pero hay un Dios que todo lo ve”, agrega con resignación.
Actualmente vive en una casa que el suegro de Luis le facilitó. Allí pudo conseguir un colchón vetusto y un toldo; un perrito es su compañero.
En busca de justicia ha entablado dos juicios: uno laboral y otro para que sus hijos le paguen una pensión por lo que le queda de vida.
Luis espera que los hijos del adulto mayor tomen conciencia y se acerquen a ver lo que necesita. “El señor está peleando su mensualidad porque ellos voluntariamente no se han acercado ni siquiera a verlo”.
Don Gerardo espera que la justicia brille en su caso y que no tarde. Asegura que el proceso se ha dilatado porque una de sus hijas vive en el extranjero. (EL DIARIO)
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