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WILMAN, EL DELEGADO DE SATÁN…

Poseído por el demonio e investido de todos sus poderes, un ex juez de la Corte Nacional de la Judicatura, salta a la palestra, convocado para enfrentar un juicio político en su contra, al haberse descubierto su participación en la obstrucción de procesos judiciales y además, cuando consiguió ser nombrado PRESIDENTE del Consejo de la Judicatura, otra serie de anomalías, todas con un solo objetivo y finalidad. Manipular las decisiones judiciales para conseguir anular las sentencias emitidas contra Rafael Correa.

En su comparecencia ante la Asamblea en Pleno, quiso sembrar dudas respecto a las sentencias en que participo y justificar sus actos por los que la Fiscalía le acusa.

Lo que Wilman Terán expresa, es la escencia de sus convicciones. Así piensa, eso dice y la pregunta es, cómo es que un juez de edad madura, que estudió derecho, que ha ejercido una carrera en la función judicial, pueda exponerse hasta el mayor ridículo, dejando perplejo a todo el auditorio, diciendo tanta incoherencia, tanta ridiculez, tanta tontería junta.

Y lo peor del caso con un histrionismo, unas poses, unos gestos, unas caras, unos ojos desorbitados, un tono de voz, dignos de farsa medieval, una mojiganga para consumo de lo más inculto de la poblada.

Tan ridículo y grotesco fué, que se ganó el aplauso justamente de aquellos carentes de sentido común e inteligencia. Los que lo invitaron con ese objetivo.

Está comparecencia deja dudas. Ya hubo ocasiones en que su ridiculez llegó a extremos. De dónde se supone surgió este engendro. No será la re-encarnación de los muertos ni la transmutación de un demonio.

Debe ser más simple la cosa. Tal vez de algún pueblito donde una beata se embarazo del cura y este lo sodomizó, creando un morboso temor al demonio, al pecado, al sexo y para sacar de su mente tan arraigados traumas, acudió a la brujería, a las pócimas, a los conjuros, los amarres, los muñecos atravesados por alfileres, a los inciensos, velas, cenizas del cementerio, y el de lagartija, entrañas de murciélago y tantas otras supercherias.

Solamente así, alguien puede, lanzarse al ridículo, por defender sus íntimas convicciones. (ESTUARDO MELO MORENO) CARICATURA: TOÑO VELASCO

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