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Lo evidente es que el pacto ADN, UNES, SC, funciona con altos y bajos, bajo la batuta correísta y la complicidad solapada social cristiana.

Leyes aprobadas, dignatarios dominando los organismos legislativos, juicios políticos convenientemente ejecutados, con la impunidad buscada, con descaro y desfachatez de aquellos que pretenden en todo momento sorprender y salirse con la suya.

En la operación del pacto, lograron sacar a un miembro del Consejo de la Judicatura que les estorbaba y a una suplente que les resultaba poco funcional. El objetivo es claro. Nuevos intentos por conseguir el dominio en entidades que nombran jueces y aceptan revisiones ilícitas bajo amenaza y pago.

El Juicio a la Fiscal del Estado les va a resultar complicado ante el criterio adelantado de Daniel Noboa que fue claro en decir que no lo permitirán. Además porque los dos últimos casos, la Fiscalía ha logrado demostrar el nivel de penetración mafiosa y algo que todavía es evidente: El comando absoluto de Correa en la trama político-delincuencial, operación mafiosa, tráfico de droga, Asamblea funcional, protesta indígena y estrategia de desestabilización.

Hay quienes afirman, entre ellos Alberto Dahik, que siendo UNES una fuerza con peso político, lo lógico es conversar con ellos para lograr consensos. Pero no se puede pactar con prófugos ni delincuentes. Existe un país que por varias ocasiones ha demostrado su rechazo al correísmo, como sinónimo de corrupción y daño institucional y el pacto ha sido una traición en contra de los ciudadanos que votamos por Noboa.

El Presidente actual debe recordar que si alcanzó mayor votación que el correísmo en la última contienda, no fue “because is nice”, sino por el rechazo a la candidata Luisa González sacada de la manga del correísmo.

Nadie se esperaba que acepte un pacto de gobernabilidad que intercambie impunidad a cambio de aprobación de Leyes. Tampoco se esperaba que lo haga con un partido comprobadamente corrupto que exterminó al País en muchas formas, llevando al Ecuador a una grave debilidad institucional. Eso lo conoce de sobra el Presidente.

No es posible creer que el Presidente Noboa pueda salir airoso de un pacto con un grupo corrupto, que además de haber desfalcado al Estado, se ha mantenido organizando una conspiración continua utilizando pandillas, mafias, indígenas y asambleístas.

En estos cien días, si bien ha ganado aceptación, el Presidente se ha negado sistemáticamente a proponer un gobierno que mire hacia el futuro.

Sus ministros no han planificado las estrategias de sus sectores;

Toda la acción de gobierno es basada en tácticas aisladas sin contar con políticas claras de estado, que sean factibles.

No hay una evaluación de los programas del gobierno anterior para continuarlos o suspenderlos.

No se ha intentado elaborar un proyecto para el pago de la Deuda:

No se ha tratado de disminuir el gasto del gobierno, con una reingeniería que lo reduzca; no hay un plan de eficiencia administrativa, evaluación del rendimiento burocrático, ni la eliminación de entidades públicas innecesarias.

Podría pedir al sector productivo, un plan de expansión que demuestre crecimiento;

Podría obtener crédito a bajo interés para apoyar la expansión dee la capacidad instalada de la industria nacional para exportación;

Podría proponer un plan de expansión de la minería y la extracción petrolera y del gas;

Podría eliminar los subsidios.

Si tiene interés en la re-elección, debe demostrar lo que pretende hacer en los próximos cuatro años con proyectos sustentados.

Pero no. Mientras viaja, sus ministros calientan sus asientos, firmando los roles de pago.

Si esperaa la reelección sin que se sepa lo que pretende hacer, o desea entregar el país al correísmo y la impunidad, está perdido. (ESTUARDO MELO MORENO)