Persiste una pugna declarada entre dos fuerzas de similar magnitud, pero de sentido contrario. Una cargada de malignidad perversa que enferma, contagia y destruye y la otra que trata de sobrevivir a los embates de la primera en mención, tratando de liberarse del estrangulamiento envolvente y reptil, con afanes de exterminio.
No cabe duda. La devastadora presencia de Rafael Correa ejerciendo el poder del Estado durante diez años, ha provocado y es causa de la ruina institucional, política y económica de nuestro País.
Bastaría examinar los indicadores que reflejan el estado de situación, entre el inicio de su mandato y su entrega del poder en el 2017, para comprobar que el crecimiento desmesurado del presupuesto nacional, su déficit crónico, el incremento inorgánico del salario mínimo, la deuda externa e interna in-sustentables, el crecimiento enfermizo de la burocracia estatal, para comprender las consecuencias que hoy tiene que afrontar el Ecuador, en un estado de postración económica y moral, comparable a una post-guerra.
Cuánto daño puede ocasionar una mente enferma, en la conducción política y cuánto más se puede profundizar ese daño, utilizando el dinero desfalcado en una conspiración permanente contra la democracia de un país, para cumplir con sus nefastos objetivos: -Inducir a la gente a pensar que su tiempo en el poder fue mejor; -o, pretender con sus acciones cambiar sentencias para retomar el poder y completar el exterminio.
Para tratar de entenderlo, hay que remitirse a los episodios de la vida de ese monstruo, tratando de descifrar la intencionalidad de sus perversas acciones y la persistencia de sus objetivos innobles.
Maltratado, acomplejado, frustrado, permitió que su anormal egolatría megalómana diera rienda suelta avasallando a sus seguidores, obligándolos a cometer toda clase de delitos y engañando a los ciudadanos con propaganda falsa, demostrando su a-moralidad, su ausencia de escrúpulos y su capacidad de influjo psíquico y convencimiento, con réplicas rápidas de contenido falaz.
Si es el primer mandatario el organizador de una trama de corrupción y defraudación fiscal, que al final de un período prolongado por diez años se convirtió una multimillonaria estafa, repartiendo los beneficios entre los perpetradores y reteniendo la mayor cantidad para su enriquecimiento ilícito y vergonzoso.
Si orquestó con sus secuaces la construcción de obra pública, carreteras, hidroeléctricas, repotenciación de una refinería, proyectos fallidos de alta inversión desperdiciada, corrupción total de la gestión petrolera, con el objeto de extraer de esos contratos dinero de sobreprecios y coimas, qué otra cosa se podía esperar!
Paralelamente, el intento de llevarnos al comunismo cubano, como fórmula de absoluto dominio y apropiación de la inversión privada y virtual parálisis del sector productivo, como lo es Venezuela en los actuales momentos.
Un daño irreversible impulsado por un solo ecuatoriano en ejercicio de un liderazgo engañoso y bastardo, ocasionando un retraso de incalculables consecuencias.
Correa, se ha convertido en el sinónimo del engaño a un pueblo ignorante, traición los principios éticos, falsedad ideológica y doctrinaria, mediocridad intelectual, abuso y usurpación del poder, latrocinio, peculado, desfalco , la causa del daño irreversible, el total deterioro institucional, la ruina económica, el desmantelamiento de la ética.
Partidarios y detractores conocen perfectamente de sus alcances. Los unos a la espera de nuevas oportunidades de latrocinio y los otros en la lucha denodada por extinguirlo como persona y como influencia política.
Durante su gobierno sus detractores fueron perseguidos y sus opositores virtualmente silenciados. Sin embargo se levantaron voces que lograron documentar y explicar en detalle, el gigantesco atraco organizado en la administración pública.
Las investigaciones realizadas por Fernando Villavicencio a las gestiones dolosas de Correa y otras igualmente documentadas, fueron Noticia Criminis y los documentos anexos, claros elementos de convicción para poder procesar tanto atraco.
En una de ellas, describe con lujo de detalles las incidencias de la Re-potenciación de la Refinería de Esmeraldas, donde se confirmaba el descarado atraco de los funcionarios en contrataciones falsas a empresas desconocidas y sin experiencia, que sub-contrataron otras, a mucho menor valor, con el único fin de enriquecerse y tributar al Presidente corrupto.
Correa lo hizo todo por mano ajena, para evitar implicación directa, pero ya ha sido declarado autor mediato en algunos procesos.
Esta lucha entre el bien y el mal, tiene su epílogo en los últimos procesos iniciados por la Fiscalía, donde se da cuenta de la penetración casi total en las funciones del Estado, las Cárceles, la Judicatura, los puertos, las Bananeras etc.
Quienes trabajan para propiciar el bien, desechar los vicios sociales que iniciaron en ese régimen perverso, deben unir filas para combatir el daño intencional al país como tal, que ha sufrido retraso en su desarrollo y desprestigio y a su institucionalidad, que se encuentra deteriorada e infiltrada por los agentes del correísmo.
No se puede confiar en la participación del Presidente del ecuador en esta lucha permanente, porque pactó con el lado oscuro, para lograr gobernabilidad, a cambio de la impunidad que Correa requiere para continuar con sus planes de devastación y corrupción que su mente enferma propicia.
Por razones de sobre vivencia del Ecuador, este sentimiento anti-correísta que se mantiene en el espíritu de los ecuatorianos debe prevalecer borrando de raíz, ese nombre infame que representa el lado oscuro y siniestro que sigue causando daño al País. ESTUARDO MELO MORENO
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