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El buen negocio de la corrupción

Era el tiempo en el que un líder político no cesaba de hablar de su maravillosa política caracterizada por la seguridad incuestionable de las manos limpias y de los corazones ardientes de él y de cada uno en su inmenso equipo de colaboradores y subalternos de toda índole, en el complejo ordenamiento de los cargos y sus actividades.

Hoy algunos poderosos de aquel tiempo son juzgados por la justicia norteamericana. Ese espacio en el que no serían posibles las coimas. Un lugar en el que la justicia camina su propio sendero sin que haya un presidente que de ordenes a los jueces sobre lo que tienen que hacer, decir y sentenciar. Cuán cierto era aquella de “las manos limpias y los corazones ardientes”. Pero nunca se aclaró oficialmente que esos corazones del gran grupo del pólder ardían con la insaciable ansia de dinero y poder.

“Poderoso caballero es don dinero”

Aquellos corazones en verdad ardían porque una década pasa muy rápido y era urgente que todo se planificase para que los resultados fuesen los esperados más allá de su propio tiempo. Los ardientes corazones de quienes gobernaban el país ardían de ansias de satisfacer, de una vez por todas, las antiguas necesidades no satisfechas y, sobre todo, lograr que desaparezca para siempre los fantasmas de la antiguas e insufribles humillaciones.

Verdad incuestionable: poderoso caballero es don dinero. Y lo saben mejor aquellos que no lo poseen sino apenas para satisfacer, a duras penas, las exigencias de la vida cotidiana.

Por ende, si se llega al poder, hay que aprovecharlo y, en el menor tiempo posible, sacarle todo el provecho posible.

Porque si ponderoso caballero es don dinero, la humillación de la pobreza puede convertirse en unos los grandes oprobios. Por ende, es lógico que, si se llegas a poseer poder, lo aproveches al máximo, no solamente para esconder un pasado y sus frustraciones, sino para crear un nuevo mundo en el que nunca falte nada, especialmente poder. Poderoso caballero es don dinero ¿verdad?

Cuando el trabajo no es suficiente, es preciso acudir a las mejores alternativas que ofrece la corrupción para que los dineros mal habidos te aseguren un bienestar para ahora y, sobre todo, para el mañana de mañana. Porque el presente es volátil, apenas si dura un segundo. El futuro es constituye todo lo que está por venir.

No se puede olvidar que la vida es un sueño y que los sueños, sueños son, como nos recuerda Calderón de la Barca. El poder podría cambiar la historia y hacer que ese sueño se torne realidad incuestionable.

Cuanto más tiempo se disfruta de los inmensos beneficios que otorga el poder, también más poderosa se torna la vida. Ya nadie se atreverá a preguntarte dónde salió todo ese dinero que, por cierto, no cayó del cielo.

Todo se compra y todo se vende. Todo se encuentra en el mercado de la corrupción. Desde luego, existen tanto sujetos como procesos políticos honorables y que no necesariamente constituyen la excepción. Sin embargo, hay una duda casi existencial que rodea tanto a ciertos sujetos políticos como a sus actos. (RODRIGO TENORIO – PLAN V)

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