Mientras la señora Fiscal sigue pensando que las invitaciones a comparecer a la Asamblea Nacional son asuntos de Estado a los que debe acudir preparando respuestas, presentando documentos, para anular la capciosidad e intencionalidad enfermiza de los inquisidores, la comisión de fiscalización que la invito, preparaba una burda celada incluyendo sorpresivamente a un prófugo cuyas últimas actuaciones se concretaron en una campaña de desprestigio a la Fiscal. Está manera de manejar asuntos de Estado, deben ser objeto de juzgamiento por atentar en contra de la solemnidad y pertinencia de esos actos, llevando a la Asamblea a un acto tenido con la ética y el código de conducta.
Revestida de las más oscuras y denigrantes intenciones, la Asambleísta, presidenta de la comisión de fiscalización tenía bien preparada una trampa en la comparecencia de Diana Salazar.
No es posible que ante la manifiesta agresividad y esa actitud perversa, planeada con intención bastarda, buscado menoscabar el prestigio y el buen nombre de los funcionarios que son convocados a pretexto de control político, continúe.
Ya van varias ocasiones que representantes de la Asamblea Nacional planifican linchamiento político sin razones claras, contra un Presidente al cual pretendieron defenestrar; a ministros que acuden por obligación a responder la capciosidad de los inquisidores; a la Señora Fiscal.
El problema se vuelve inaceptable, porque el funcionario de gobierno enfrenta la vulgaridad y agresividad manifiesta de los asambleístas, cuya situación personal es deleznable y carente de escrupulos, buscando escandalizar y desprestigiar.
Una persona decente que intuye la vulgaridad intencional, se indigna y rechaza la hostilidad, impidiendo una relación armónica de las funciones del Estado.
El desprestigio de la Asamblea es causado por esa razón.
Este es un caso de implicación penal. Es un delito de conspiración, cuando un grupo de personas se ponen de acuerdo para dañar la imagen o menoscabar el prestigio de una persona.
Más grave aún, cuando el acto colusorio ha sido perpetrador por funcionarios o representantes de una función del Estado, en contra de otra función del Estado y su principal representante. Es un acto claramente intencionado, que debe ser mejor analizado por abogados penalistas, que pueden hacer un análisis más técnico de la intención llena de perversión de los asambleístas de la comisión de fiscalización, especialmente.
Un tipejo indecente, pandillero y delincuente ligado a la mafia que asesina y compra jueces, presente en las conversaciones de Norero, Jordan y Salcedo, apodado el ruso, brazo político de la mafia y conectado directamente con Correa, el Jefe de la conspiración contra nuestro país. Este individuo que orquestó una campaña sucia e infame contra la Fiscal General, pretendió en arreglo con otros miembros de la mafia asambleísta, aprovecharse de una comparecencia para encararse con la funcionaría en una jugada cómplice y desvergonzada de Pamela Aguirre.
Este cerdo pretendió ensuciar el nombre de Diana Salazar y al comparecer quiso afirmarse en su sucio infundio.
Esa nueva celada protagonizada por las mismas alimañas, debe ser analizada como una infracción grave del codigo de ética de la Asamblea!
Algún asambleísta decente, tiene la obligación, por prestigio de la Asamblea, de pedir al CAL, el examen de la conducta de la presidenta de la comisión de fiscalización, que orquestó una celada irrespetuosa y vil, en contra de la Fiscal General del Estado, al pretender que ese mafioso ex- asambleísta prófugo, se presente a comparecer en comisión general, sabiendo de antemano que hizo una campaña sucia y cobarde que intentaba desprestigiar a la alta funcionaría, antes del irrito proceso que han fraguado en su contra.
Es un acto desleal y bastardo y demuestra la condición rastrea de esa persona indígna de su cargo de asambleísta!
Son parte de lo mismo. Practican lealtades de bandas delincuenciales. Están obligadas por un código de comportamiento. Deben acatar las consignas urdidas previamente para contaminar el ambiente jurídico con patraña mafiosa.
No sé puede esperar seriedad en su comportamiento, porque son ambivalientes. Asambleístas y miembros de un cártel. (ESTUARDO MELO MORENO) Caricatura: Moscoso – Diario Correo
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